⚜CAPITULO III⚜

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Capítulo 3

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Victoria

Los pequeños ruidos provenientes de las espadas en la práctica de comabate retumbaban en el salón de entrenamiento del palacio real. Cuando no tenía qué actuar como una princesa frente a todo el mundo o leyendo cada uno de los libros de la biblioteca real, Victoria amaba practicar el esgrima. Era una práctica que no estaba bien vista para las damas en esa época, pero eso a ella no le importaba. Su padre en un principio estaba en contra de llevar a cabo sus entrenamientos solo por diversión, solo la hacía ver ordinaria y nada femenina. A pesar que su padre no le gustaba que pasara horas entrenando, Victoria era muy buena, demasiado buena.

Los sirvientes aplaudían a cada nuevo movimiento de la princesa. mientras que su profesor Beltrán contra atacaba. Victoria, a su vez hacia todos los movimientos tales y como Beltrán le había enseñado desde que tenía 14 años.

No sabía nada del deporte, a excepción de que solo era de hombres y no se le permitía la práctica a las mujeres. Un día, en una exhibición de talentos ante la familia real, un grupo de caballeros quisieron deslumbrar al rey con sus movimientos, pero a la única que le interesó fue a la joven príncesa. Durante años ha estado practicando con Beltrán, quién gracias a la reina Sofía pudo trabajar en el castillo como su maestro personal de armas. 

—Touché —logró decir la princesa, tocando con su espada a su maestro en la parte superior de su abdomen.

—Estáis haciendo un buen trabajo, señorita Victoria— contestó Beltrán un poco serio, odiaba perder su orgullo frente a todos los testigos en el salón.

—No os enfadéis— dijo la dama de compañía de Victoria, Cristina —después de todo fue usted quien le enseñó todo lo que sabe.

Victoria lograba esquivar cada movimiento a la perfección, pero en el último golpe, Beltran tumbó a la muchacha con una agresivo rasguño cerca de su cicatriz en el brazo izquierdo, rasgabdo la tela del vestido. Varias gotas de sangre cayeron al limpio suelo una tras otra, esto solo los hizo alarmas más a la servidumbre.

Victoria lanzó un pequeño alarido de dolor, poniendo alerta a todos.

—¡Señorita Victoria! ¿Estáis bien?— exclamó Cristina al ver a Victoria sangrando en el brazo —por Dios Beltrán, Mirad lo que ha hecho.

—Calma, ha sido solo un rasguño.

—Perdonadme señorita, fui muy lejos.

—No se preocupe, a veces un poco de dolor es necesario en algunos casos. ¿No lo cree?

Beltrán se disculpó con una pequeña reverencia y se retiró. Aunque no se le notaba mucho, estaba preocupado y le asustaba la idea que el rey Rodrigo la vea con una herida de esas, podria meterlo en problemas. 

—Venid conmigo, debemos curar la herida antes de que se infecte.

—Cristina estoy bien, solo no dejéis que mi padre se entere.

—¿Estáis loca? Ya es suficiente que la mire mal por hacer éste tipo entrenmiento

Llevó a Victoria para curarla antes de que alguien de la familia real la viera sangrando, en especial lord Rodrígo. Además de ser su dama de compañía era la persona más leal a Victoria, puesto que Lord Rodrigo no la dejaba salir del castillo por su seguridad.

Desde que Rodrigo subió al trono, Khandúra se había llenado de rufianes y ladrones. el rey preocupado por la seguridad de los que vivían en el palacio ordenó que nadie podía salir sin más de 12 guardias a espaldas. Cristina, como la única amiga de Victoria sabía sus más apreciados secretos, tales como las cartas que Lorenzo cada semana le enviaba con mucho amor.

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