Capítulo 5

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Las pesadillas seguían atormentando a Takemichi, solo un par de veces podía soñar en blanco y era cuando sus ojos no podían luchar consigo mismos y se cerraban para dejar descansar un poco al pobre omega antes de llenar su mente con lo mismo durante toda la semana.

Ya era viernes, el último día de clases, y unas ojeras muy marcadas hacían presencia bajo sus hermosos zafiros. Su mente estaba grabada con la repetición de aquellas imágenes, Hinata y Naoto muertos, y el perdiendo su bebé y muriendo, no podía hacer nada en sus sueños para cambiar el rumbo de estos, solo estaba observando desesperadamente lo mismo indefinidamente, hartó de aquella tortura, en un diario que encontró, anotó su sueño de inicio a fin, poniendo la fecha en la que empezaron a aparecer esas imágenes, siendo el 4 de julio del 2005.

No puso mucho cuidado a las clases del día, no había salido tampoco en los recreos, simplemente estaba perdido en su mente, buscando una explicación, una conexión, un motivo por el que le estuviese pasando eso, pero no lo encontraba. Se recostó agotado en su pupitre, dormitando un poco.

Cuando las clases acabaron, Akkun le había pedido a Hinata ayuda para animar a Takemichi, y este por supuesto que lo haría. Akkun le explicó que toda la semana un olor extrañamente de desesperación y tristeza estaba emergiendo de Takemichi, y esto alertó bastante a Hina.

Se acercó a un somnoliento Takemichi y le acarició su cabeza con cariño, despertando con suavidad al rubio teñido.

— ¿Hina-kun? ¿Qué haces aquí? —. Preguntó con una voz cansada Takemichi y un sonrisa algo débil y tímida.

— ¿Recuerdas nuestra cita? Deberíamos tenerla hoy —. Dijo Hinata con una voz suave, no queriendo alterar al pequeño omega.

Animandose solamente con la presencia de Hinata, Takemichi se levantó sonriente y radiante pese a lo cansado que se veía.

— Como me encantaría eso, vamos —. Dijo Takemichi tomando sus cosas, Hina le sonrió y así fue como juntos salieron a su cita.

Normalmente las citas entre Hina y Take eran muy simples, pero siempre lograban llenar los corazones de ambos chicos. Caminaban juntos a casa, paraban en un tienda de convivencia y comían helados en el parque más cercano, atesorando la compañia del otro.

Pero en esta ocasión, Hinata le tomó la mano a Takemichi mientras caminaban por las calles de Tokyo. El omega se sonrojo y desvío la mirada con una sonrisa algo boba, Hinata estaba también ligeramente sonrojado y sentía que estaba tocando el cielo.

Fue hasta que llegaron a la tiendo que se soltaron para poder comprar sus helados habituales, Hinata de fresa y Takemichi de chocolate.

Hinata sintió que Takemichi comenzaba a oler más agradable, sintiéndose mucho mejor ya que cuando lo encontró olía a tristeza, algo que parecía no notar Takemichi.

Varios después de saber su naturaleza comenzaban a notar los olores que emitían, comenzando finalmente a desarrollar sus instintos como betas, omegas y alfas, pero esto era algo que fue ignorado por Takemichi ya que su mente estaba pérdida en otras cosas. Hina se preguntaba que podía estar dañando a su omega, así que tomó su mano gentilmente y lo llevó hasta el parque más cercano que había.

    — ¿Hay algo que te este molestando estos días, Takemichi-kun?

La pregunta es suave, sin presiones, pero Takemichi no puede evitar comenzar a desviar la mirada, angustiado suspira y come de su helado preguntándose si debería hablar de eso con Hinata.

    — Simplemente he estado durmiendo mal... No se que hacer

Le confesó, no iba a ser muy profundo sobre todo el tormento que estaba viviendo, pero tampoco quería ocultarle eso a Hina.

𝙈𝙖𝙣𝙖𝙙𝙖 | Tokyo Revengers | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora