Capítulo 8

6.7K 889 228
                                    

Los ojos azules vibrantes de Takemichi vieron como Osanai se acercaba con la intención de apuñalar a Mikey, un instinto se revolcó en el interior del omega.

El omega apretó los brazos de Mikey que lo sostenían y con toda la fuerza de su pequeño cuerpo le dió un empujón a su lado, ahora el era quien estaba a unos pasos de la filosa navaja.

El rubio teñido solo podía pensar en lo tonto que era por seguir sus raros instintos de omega, no tenía sentido, nada de eso lo tenía, aún así no sentía que fuera malo recibir la puñalada si salvaba la vida de Mikey.

¿Si lo hacía, Mikey podría salvar la vida de Draken? Tal vez Draken moriría porque Mikey estaba lastimado y no lo pudo ayudar.

Todo eso paso por su mente cuando de repente vió como Draken pateó a Osanai con toda su fuerza en el costado, tal vez le rompió una o dos costillas.

El cuerpo de Osanai se retorció en el piso mientras perdía la navaja, ahora sólo sostenía su costado con una expresión de dolor absoluta.

Takemichi sintió como lo tiraban hacia atrás, chocando contra un fornido cuerpo de Alfa, la mirada obsidiana de Mikey conectó con la suya, parecía que el alfa estaba conmovido y molesto.

    — No vuelvas a hacer eso, Takemitchy, podrías haberte lastimado...

Take entendió entonces el porque de su expresión conflictuada y solo relajó sus hombros mientras los alzaba un poco resignado.

    — No quería que te pasará nada, Mikey-kun

Confesó Takemichi con una mirada suplicante, Mikey sintió su corazón vibrar de emoción al haber sido protegido por tan pequeño y lindo omega.

Pero no era el momento para adorar al rubio, varios alfas estaban atacando a Draken, tenía que ir a ayudar a su amigo, quien salvó su vida y la de Takemichi también.

Le ordenó estrictamente a Peyan cuidar de Takemichi y Pachín, luego se unió a Draken mientras reía de forma varonil y gruesa por la felicidad que surgía en su corazón al encontrar la mirada azul de cierto omega.

El duo monstruoso pudo derrotar a la mayoría de betas y alfas de Mobius que los habían arrinconado en el almacén abandonado, los dos alfas se levantaban gloriosos de la disputa con algunas gotas de sangre escurriendo de sus violentos rostros.

Takemichi estaba emocionado al ver lo maravillosos que eran ambos jóvenes machos, sus feromonas se liberaron un poco señal de admiración y asombro, algo que hizo a ambos chicos girar a verlo y acercarse a el.

La pelea la habían ganado fácilmente el líder y subcomandante de ToMan, sin duda sería una historia épica que pasaría a las maravillas de la pandilla.

Pero mientras Takemichi y Peyan se centraban en los gloriosos ganadores, Pachín empuñaba con rabia la navaja que tiró Osanai.

Su orgullo como alfa estaba herido, haber sido noqueado por un imbécil como Osanai le enfermaba, el es uno de los más fuertes de ToMan, pero no hizo mucho en esta pelea que había surgido justamente por su egoísta furia contra el maldito que le arruinó la vida a su mejor amigo.

Esta se supone que era su venganza, la reposición del honor de su amigo caído, pero no fue útil.

La rabia que brotaba de cada uno de sus poros no lo hizo dudar, se levantó y vió al malherido Osanai ser ayudado por su pandilla y no lo dudo, se comenzó a acerca a pasos silenciosos, pero Takemichi había sentido electricidad recorrer su espalda.

Pachín se acercó hasta Osanai y tan solo segundos después gritó dando aviso de sus intenciones.

Todos se desconcertaron al ver como Pachín apuñaló a Osanai en el mismo costado magullado que Draken había pateado minutos atrás.

𝙈𝙖𝙣𝙖𝙙𝙖 | Tokyo Revengers | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora