14. Un día con Daryl.

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Darah Evans

No dormí bien en toda la noche, me despertada cada hora, sudando en frío, preocupada por mi padre. Todavía me pregunto qué fue lo que le provocó el infarto, dudo que haya sido así, de la nada. Tengo miedo de que le pase algo, su muerte sería algo muy duro de asimilar, un golpe muy fuerte.

Hoy iré a visitarlo, después de comer. Daryl sigue en mi casa, está preparando la comida, es un gran cocinero según él. Me da gracia verlo con mi delantal puesto, friendo unas patatas en la sartén, removiéndolas con una espátula de madera. Su cabello negro está despeinado, creo que ni siquiera se vio en el espejo porque vaya pintas.

Inclino mi cabeza hacia un lado, tratando de averiguar qué es lo que está cocinando. Parece algo frito y huele muy bien, quiero acercarme para saber lo que es, pero él no me lo permite.

—Sienta el culo en la silla —me dice, desde la cocina.

—¿Se puede saber qué estás cocinando? —pregunto, con curiosidad.

—Algo que no te importa —contesta.

—Va, dímelo —insisto.

—¡Mierda, se quema! —maldice él.

—¡No me quemes la casa! —le grito.

—¡Tarde! —me grita él.

Me asomo a la cocina, mirando lo que está haciendo y asegurándome de que no me está quemando la cocina. Qué desastre, pienso soltando una breve risa, que no logra escuchar. Está ocupado en la cocina, apagando algunos fuegos y quitando la comida de las sartenes. En un plato hondo, veo como pone las patatas fritas. Tienen buen aspecto, no están quemadas. En otro plato, sirve unos cuantos trozos de pollo frito.

—¿Tanto tardaste para eso? —le pregunto, apoyada en el marco de la puerta.

—¡Hicieras tú de comer! —protesta, llevando los dos platos en la mano.

Los lleva hasta el comedor, donde los apoya en la mesa. Yo lo sigo y ambos dos nos sentamos en las sillas.

—Y yo que creía que eras un gran cocinero —murmuro, viendo los trozos de pollo algo quemados.

—Y lo soy —dice, cogiendo un trozo de pollo—. Bueno, quizás no tanto, pero soy mejor que mis hermanos.

Sonrío y me sirvo unas cuantas patatas en mi plato, con un par de alas de pollo. Enciendo la televisión del comedor, para no comer en silencio. Pongo en las noticias, para ver qué pasa por el mundo, aunque en verdad, no me interesa demasiado.

—¿Ves? Está buenísimo, casi tanto como yo —dice Daryl, orgulloso por su comida quemada.

—Es tan solo un simple pollo frito con patatas fritas —me encojo de hombros, ganándome una mala mirada por su parte.

—Guapa, pues lo que había en la nevera y en el congelador —dice él—. Tampoco es que haya gran cosa para cocinar.

—Yo qué sé, aquí tan solo vive mi padre ahora que no estoy.

Esta casa era de mi madre, viví aquí mis cinco primeros años de vida, con ella. Luego llegó mi padre y fue él quien se encargó de mí. Hice una vida, hice amigos, algún que otro novio, estudié y ahora, resido en la isla de Barrow. Un gran resumen de mi vida, no hice nada importante hasta estas últimas semanas.

—¿Qué crees que le pudo suceder a tu padre para infartarlo? —pregunta él, al terminar de comer.

—Algo relacionado con esa tal Heather y el tal Nathan Black —digo, no muy segura—. Es la única teoría que me encaja.

La psicopatía de Darek [+21] ✓ (Borrador 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora