La psicopatía de Darek [+21] ✓ (Borrador 2021)

45. Una invitación y nueva información.

[Advertencia capítulo con escena +18 explícita, no dura todo el capítulo os la podéis saltar hasta el "#". No os olvidéis votar y comentar, gracias por vuestro apoyo ❤️]

Darek Lombardi

No puedo dormir. No es por lo que sucedió con Darah, eso me da exactamente lo mismo, además de que, tarde o temprano iba a suceder. Su pérdida no será algo que dure mucho, la volveré a recuperar cuando pase toda la tormenta que está por venir. Por el momento me limitaré a disfrutar de la vida, de mi libertad.

Vengo aquí para despejar la mente y esperar a que el sueño venga a mí. Estoy en el refugio donde guardamos todas las armas y drogas de aquel barco. Duncan y Daryl se encargaron de empaquetar todo y poner unas etiquetas en las cajas, informando de lo que hay en ellas. Armas largas, cortas. Bolsitas de un gramo, de cien o de un kilo de droga. También hay un par de cajas llenas de chalecos, que nos vienen muy bien en caso de ataque o defensa. Otra caja hay explosivos, en otra unas máscaras para cubrir nuestros rostros... Y poco más.

—Hola, jefe —una voz femenina me sorprende.

—Hola, Coraline —la saludo, girándome hacia ella—. ¿Qué haces despierta? —le pregunto, avanzando hacia ella.

Algunas personas se quedan aquí para vigilar este sitio. Normalmente son tres los que se quedan, tan solo que uno se queda dormido, recuperando fuerzas y los otros dos se quedan vigilando el lugar. Se van turnando los unos con los otros.

Observo que la puerta del almacén está cerrada. ¿La cerró ella? Predecible.

—Tuve una pesadilla y... no podía dormir —miente, con una amplia sonrisa—. ¿Qué hace por aquí? Es decir, sé que todo esto le pertenece, pero... me extraña verlo y, sobre todo, a estas horas.

Su larga cabellera rubia le llega hasta la cintura, sus ojos color miel miran los míos con nerviosismo, pero también capto algo más en su mirada. Un ligero brillo de excitación. Sus mejillas están un tanto coloradas, aunque apenas se llega a notar. Viste un simple camisón, aparentemente sin nada más debajo, tan solo un tanga. Observo sus pezones ya erectos a través de su camisón, sé que no tuvo una pesadilla, sino un muy buen sueño.

—No podía dormir, por eso estoy aquí —le contesto, mirándola de arriba abajo. Su delgada cintura, sus muslos grandes, sus pechos más grandes que la palma de mi mano—. ¿Qué soñaste? —le pregunto con curiosidad.

—Em, nada importante. Lo típico de... que vienen aquí y nos matan y esas cosas —responde ella, improvisando muy mal.

—¿Y por qué estás excitada? —le pregunto, alzando una ceja.

—¿Qué? No —niega con la cabeza, avergonzada—. Tengo frío, tan solo.

Suelto una pequeña risa al verla tan nerviosa y mentir tan mal. Ella se queda dónde está, sin moverse un solo pelo, parece asustada, pero tan solo está nerviosa. Yo estoy apoyado en una de las cajas, sentándome en ella.

—Yo puedo solucionar ese problema del frío —comento, viendo cómo se muerde el labio inferior de forma disimulada—. Ven —doy un par de palmas sobre mi regazo. Ella como una buena chica me obedece y avanza hacia donde estoy, quedando frente a mí—. Dime, ¿qué soñaste?

—Ya te lo conté —susurra ella.

—Me contaste una mentira, Coraline. Ya sabes una de las reglas, no mentir al jefe —le digo en voz baja y amenazadora—. ¿Qué soñaste?

—Que me acostaba contigo —admite ella—. Que me follabas con dureza contra una pared, agarrándome del cuello mientras me embestías con brusquedad. Por eso me sorprendió tanto verte aquí, sobre todo después de ese sueño...