52. La traición se paga con sangre.

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Darek Lombardi

Jack me da un codazo, yo se lo devuelvo, pero más fuerte. Logro desequilibrarlo y que casi caiga al suelo, pero vuelve a enderezarse para posicionarse a mi lado. Sé que hace esto para que preste atención a la reunión que yo mismo organicé. Desconecté al minuto uno, cuando mi hermano Duncan empezó a hablar para informarles a todos que, Coraline, ha vuelto a la organización. Ella me mira con odio, pero la ignoro, no voy a gastar mi visión en verla a ella.

—Ya hemos vendido toda la merca —nos comenta Henry—. ¿Qué hacemos ahora?

—Esperar a que llegue Hans con más —contesto secamente.

Ah, tampoco estoy de muy buen humor.

—Sí, cuando llegue ya... os voy informando yo sobre qué hacer —se entromete Daryl, que es quien lleva todo el tema de la droga—. No es la misma, es una mercancía mucho más potente y que hará adictos a la gente. Algo que nos beneficia demasiado, ¿a que sí, jefe? —me mira a mí.

—Exacto. En unos días llega Hans con la nueva mercancía, la venderéis fácilmente. Si la policía os pilla, sabéis lo que tenéis que decir. No sabéis para quien trabajáis, porque nunca os dieron ningún nombre. En el caso que no os dejen salir u os confisquen todo, no os preocupéis, de eso nos encargamos Snake y yo —le resto importancia.

Tener contactos es muy valioso en casos como ese. Los policías de aquí son muy sobornables. Les das un poco de dinero, ellos te devuelven la mercancía y sacan a la persona que pillaron vendiéndola. No es la primera vez que pasa, tampoco será la última.

—Entendido —asienten todos.

Observo de reojo a Coraline, está de brazos cruzados, apoyada en una de las cajas del almacén. Se nota lo enfadada que está conmigo, algo que no es de extrañar después de todo.

—¿Hay alguna tarea de matar a alguien? —pregunta Gia, la sicaria más profesional de todo el grupo—. Hace tiempo que no recibimos ningún encargo de eso, jefe.

—Por el momento no. Pero no descarto que, en un futuro no muy lejano, os tenga que necesitar.

—Entendido —asiente ella, sonriendo.

Coraline recibe un mensaje, ella mira disimuladamente el móvil, viendo de quién se trata. Guarda el móvil nuevamente en su bolsillo, haciendo como si nada. Dirige su mirada accidentalmente hacia mí, desviándola con rapidez, mostrándome que sí, oculta algo.

Jack también lo nota, la mira con desconfianza, pero no comenta nada.

—Tengo que hablar contigo después —me susurra Jack al oído.

—Después tengo que irme —le digo en su mismo tono de voz.

—Es importante.

—Pues al acabar la reunión vienes conmigo.

—Vale —accede.

Tomo un largo suspiro, cruzándome de brazos. No hay mucho más de que hablar, ya solucionamos todo lo que estaba pendiente de tratar. Además, son las tres de la mañana, tenemos sueño y no queremos hablar de nada más. Damos la reunión por terminada, mandando a los demás a sus casas a descansar.

Veo a Coraline dar la media vuelta para irse, por suerte, es una de las últimas en marchar de la reunión. Ni siquiera me despido de mis hermanos, no hay tiempo. Agarro a Jack del brazo, tirando de él hacia el exterior. Decide no cuestionar nada por el momento, tan solo se deja llevar por mí.

Jack y yo llegamos hasta mi coche, que está aparcado delante del almacén. Nos montamos en él con rapidez, sin perder mucho tiempo para seguir a Coraline. Enseguida visualizamos su vehículo, que no tarda en irse de aquí. Arranco el coche, siguiéndola para saber a dónde va. Que nos vea no es un problema, puesto que hay un coche en el medio que nos separa al cruzar la calle. Es la suficiente distancia para que ella no sospeche.

La psicopatía de Darek [+21] ✓ (Borrador 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora