IV: Purgatorio

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—Louis hemos llegado a la entrada de las pruebas, enserio debo explicarte primero. —

—Tienes razón Niall, te escucho con atención—

—Listo— los ojos del guardián se tornaron de celeste a blanco, aquel blanco profundo que causó escalofríos en el ojiazul

—Desde la puerta del Limbo, a través del camino te guiaré a ti peregrino por sus siete terrazas. Cada terraza purga un pecado en particular de manera adecuada, aquellos en el purgatorio pueden dejar voluntariamente su círculo, pero solo lo hará cuando se haya corregido el defecto dentro de sí mismos que llevaron a cometer el pecado— nuevamente los ojos del guardián eran celestes.

—Muy interesante Niall, pero explícame bien— el ojiazul estaba aún más confundido que al principio.

—Iremos a varias terrazas, en cada una habrá una entidad angelical que te hará ver tus errores y no te dejará ir hasta que entiendas porqué debes cambiar— aclaró el guardián.

—Entendido, ¿algo más que podría ayudarme? —.

—En caso de que no sea hallado en ti ese pecado serás absuelto y podremos avanzar, además tendrás la oportunidad de defenderte o argumentar si no te encuentras de acuerdo—

—Empecemos ahora mismo— el guardián obedeció y abrió la primera puerta permitiendo al ojiazul entrar de primero.

Por invocación de las Musas, Louis llega a las orillas de la isla del purgatorio, ubicada en el hemisferio austral. Allí se encuentran a Catón de Útica, a quien Niall presenta como el guardián de las aguas. Catón los prepara para el tránsito por el purgatorio.

En la noche, mientras Louis duerme, lo transportan hasta la puerta del purgatorio. Al despertar, el custodio graba en su frente siete "P" en alusión a los pecados capitales, marcas que desaparecerán en la medida en que ascienda al cielo. El ángel abre las puertas con las llaves místicas del arrepentimiento y la conversión.

El ojiazul entró con sus ojos cerrados por el miedo de que podría hallar al otro lado de la puerta, los abrió lentamente y solo vió un cuarto blanco.

—Genial Louis, no hubo soberbia en tu vida pasada, estoy muy feliz por ti —el guardián no mentía estaba feliz de no ver al joven siendo aplastado por grandes ruedas giratorias, una y otra vez. – Perdiste la primera "P" de tu frente—

—Gracias Niall, quiero ver a Harry pronto, así que sigamos el camino por favor— el guardián asintió y abrió la segunda puerta.




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