DOS

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Conan

Se supone que en toda mi estadía en Los Angeles exploraría toda y cada una de las Cafeterías que existieran aquí, pero justo ahora como desde hace 4 años seguia yendo a la misma Cafetería.

Incluso cuando Ashley venía de visita y me decía que visitaramos otra, yo me negaba, o bueno al menos de las 9:00 AM hasta las 3:00 PM.

De ahí podía ir a otra cafetería, pero no era lo mismo.

Incluso con mis amigos de la Universidad los había llevado a esa Cafetería, que se volvió un éxito desde ya hace unos años.

Sonreí cuando recordé la risa que desde hace ya un año.

Después de tres años finalmente me había dado cuenta de quién me hacía no querer irme a visitar o explorar otras cafeterías en la ciudad y estaba necio por permanecer en "La biblioteca del Café"  y esa razón era una chica, pero no cualquier chica, si no que era Samantha.

No sabía muchos detalles de ella, de hecho no sabía absolutamente nada de ella, solo su nombre ya que los chicos con los que iba a la Cafetera acostumbraban a gritar o reír demasiado fuerte trayendo la atención de muchos, incluyendo la mia.

Me encantaba poder observarla, al principio creí que ella tenía una relación con uno de sus amigos pero cuando un día lo ví a él con otra chica besandose, cancele esa idea y una pequeña esperanza se acumuló en mi.

No le hablaba pero tampoco despegaba mi atención en ella, he estado junto a ella en cada paso de su vida a través de los años.

Cuando se tiñó el cabello de rojo o azul, o cuando se hizo un lindo fleco y corto su cabello hasta arriba de sus hombros.

Ahora Sam, que había escuchado que era la forma en la que le gustaba que la llamarán, estaba con su cabello corto color negro y un fleco a la mitad de su frente.

Ella era demasiado extremista con sus cambios de look.

Una pareja salió de una tienda de discos  haciendo que yo me detuviera, los mire y por un momento pensé que tal vez Sam y yo estemos algún día de la misma manera, aunque si seguía siendo un maldito cobarde para hablarle, no lo conseguiría nunca.

Seguí caminando mientras la brisa daba en mi rostro como si fuera un susurro, y contemplaba el caer de las hojas ahora en tonos amarillos, naranjas y rojos, sin duda otoño era mi estación favorita del año.

Miré el reloj de mi muñeca que marcaba las 11:59 AM y maldije en un susurro, me había dado cuenta que llegaría tarde y tal vez alguien podría ocupar mi mesa, lo cual no.podia permitir ya que en ella la vista hacia Sam era perfecta.

Corrí entre las calles lo más rápido posible, no fue que después de unos 10 minutos llegué, aunque fuera tarde, suspiré cuando por la ventana mire a Sam anotando algo en una libreta por lo que supe que no notaría mi presencia como todos los días.

Entre ganandome la mirada de una de las amigas de Sam, aunque eso no era lo que quería, ya que quería que Sam volteara hacia mi y me mirara a mi, y yo a ella, y tal vez finalmente poder hablar, pero eso no sucedió, así que como cada día entre con la mirada hacia abajo directo hacia mi mesa.

Suspiré un poco frustrado, quería que pudiéramos hablar pero mi estúpido pánico a hablar con la gente me detenía.

Y luego los pensamientos de que ella no fuera demasiado interesante o que me aburriera de ella, no me dejaban dormir por las noches, aunque eso no lo creia ya que siempre que ella estaba con su amigo todos se reían cuando ella hablaba.

Me quedé allí, que no supe en que momento Jazz venía con mi Dalgona Coffe, y con un libro en sus manos que dejó en la mesa.

Aunque los libros de poemas no eran mis favoritos, solía leerlos cuando miraba a Sam riendo o haciendo alguna mueca graciosa, ella pudo ser la misa perfecta de DaVinci o Picasso.

-¿le hablaras hoy? - me dijo entregandome mis cosas

-no lo se - dije aunque sabía que no lo haría.

-vamos Conan - me ánimo - llevo trabajando aquí incluso antes de que tú y ella comenzarán a frecuentar este lugar y siempre que la miras parece que te transportas a algún dónde solo ella y tú existen - me dijo

La mire y suspiré, incluso ella se había dado de mis sentimientos desde que comencé a frecuentar el lugar aunque yo me negaba, después supe que no podía negar lo que todos notaban.

-¿y? No es de tu incumbencia - dije y ella dejo de mirarme

-lo siento... Solo decía - dijo tratándose de ir

- Lo siento Jazz - volví a hablar

- No, tienes razón - me dijo

-se que debo de hablarle - le dije después de unos segundos de silencio - pero es tan linda ¿que va a ver ella en mi? - hable y ella se relajó un poco.

Mi mal carácter se basaba en mi estúpida inseguridad de ser un gran chico para ella.

-eres un chico amable y dulce -dijo - y eres muy guapo físicamente hablando - me dijo

- No lo creo - hablé frustrado - ella es demasiado para mí

- Bueno pues si tú no te decides, Michael está muy interesado en ella desde hace un año que comenzó a trabajar aquí.

Yo me tense mientras la miraba.

Michael era un chico que entró a trabajar tal vez era unos dos años mayor que ella y era muy atractivo, ¿Y si realmente lo hacía y ella se fijaba en el?

- Yo lo haría ahora mismo - dijo - ¿galletas o pastel de chocolate?

- Galletas - dije y ella se volteo para irse

Mire con detalle como ella se iba y fue cuando Sam me miró y yo también lo hice, ambos tuvimos ese contacto visual como la primera vez que pise está Cafetería, le sonreí y ella solo bajo la cabeza.

Bufé, era claro que ella no me encontraba para nada atractivo o una buena propuesta para hablar.

Sin ánimos le di un sorbo de mi café mientras abría el libro y comenzaba a leerlo, leia cada palabra del libro con atención cuando mire a la castaña que se levantaba con todos sus amigos para irse del lugar, ella reía con alguno de ellos, lo que ocasionó un derrumbe a mi corazón, ya que lo más hermoso de ella era su risa, de cómo sus ojos desaparecían cuando ella sonreía con aquellos dientes que parecían perlas, y esos labios rosas, que olían a melón.

Cuando ella despareció de mi campo de visión yo retome con la lectura de mi libro, no fue cuando note aquella frase que me dejó pensando.

Soy yo, ¿me recuerdas? Soy quien quiso cantarte y no tuvo voz.

Soy tu admirador secreto, el que miró la estrella en el cielo y no le alumbró.

Soy yo, el de mirada lánguida y sonrisa tímida, el que no te cantó.

Soy yo, el que no se animó a decirte te quiero, el que en silencio te amo.

Pensé en lo que dijo Jazz, y si no le hablaba y Michael se adelanta, ¿tendría que dedicarle un poema de arrepentimiento a Sam?.

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¿Osea que ambos se gustan pero no sé hablan?

Estos jóvenes de ahora son muy complicados 🧐

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