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Joel revisó la hora por décima vez en su celular, el ruido de la carretera y el murmullo de sus amigos como una canción de fondo en la que ya no prestaba atención. Las palabras de Richard y Christopher se desvanecían, pero su mente estaba en otro lado, mirando el cielo a través de la ventana. Los planes para este verano habían sido una excusa perfecta para evadir la rutina, los problemas, todo eso que a veces pesaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Hoy sin embargo, se sentía como si algo lo estuviera arrastrando hacia esta cabaña en las afueras. La curiosidad era un mal presagio, y Joel lo sabía. Pero esa sensación persistía, como una sombra que lo acompañaba sin razón aparente.

—¡Eh, Joel! ¿Estás aquí o en Marte? —bromeó Richard, dándole un suave golpe en el hombro—. ¡Tierra a Joel!

Joel parpadeó y sonrió, tratando de parecer relajado.

—Si—se limito a responder con una sonrisa aunque internamente la inquietud seguía latiendo.

Finalmente llegaron a la cabaña, una construcción modesta rodeada de árboles altos que casi parecían conspirar para oscurecerla antes de tiempo. El cielo se había puesto gris y pesado, y un olor a humedad llenaba el aire. Joel se bajó, observando la cabaña en silencio mientras sus amigos descargaban las maletas hacia la cabaña y hablaban de ir al lago.

—Nos vemos en un rato —dijo Richard, yendo tras Christopher hacia el sendero.

—No deberían, si no quieren mojarse

—Relájate, el clima es asombroso para salir a caminar —dijo Christopher mientras se alejaba junto a Richard.

Joel, sin muchas ganas de mojarse bajo la lluvia, decidió quedarse en la cabaña y explorar un poco por su cuenta. Dejó su equipaje junto al de sus amigos en la entrada y comenzó a deambular por las habitaciones. La sala, aunque era acogedora, tenía un aire ligeramente anticuado, con muebles desgastados y cuadros que parecían observarlo en silencio. Pasó al comedor, donde la madera crujía bajo sus pies, y luego revisó las habitaciones de la planta baja, encontrándolas sorprendentemente ordenadas, aunque carentes de cualquier toque personal.

Subió al segundo piso con cautela, donde la atmósfera cambiaba drásticamente a un ambiente ligeramente abrumador, la oscuridad allí era casi palpable, con una tenue luz colándose por las ventanas cubiertas de polvo. La sensación de curiosidad lo lo llevo al fondo del pasillo donde notó una puerta entreabierta que llevaba a lo que parecía un ático.

impulsado por una mezcla de curiosidad y recelo quiso subir sin embargo, justo cuando se disponía a subir, el sonido de su celular rompió el silencio, haciéndolo dar un pequeño respingo.

Sacó el teléfono del bolsillo, viendo un mensaje de uno de sus amigos:

Amigo volveremos mañana, el camino estará cerrado, nos dijeron que no podíamos regresar por las lluvias, no hagas ninguna tontería mientras no estemos.

Joel frunció el ceño, leyendo el mensaje una segunda vez. ¿Qué se suponía que significaba  "no hagas ninguna tontería"? Soltó un suspiro y miró hacia la puerta del "ático".

Parecía agradable ahí arriba más agradable que todo el lugar.

Tenía una pequeña ventana con la apenas y entraba la luz una cama y una mesa de noche, quiso seguir viendo hasta que el sonido de su celular lo detuvo.

Una llamada entrante de un número desconocido parpadeaba en la pantalla. Joel respondió de forma automática, casi por instinto.

—¿Quién habla?

No hubo respuesta al otro lado. Solo un vacío inquietante.

—¿Hola? —insistió, pero la línea permanecía en silencio, como si alguien estuviera escuchándolo sin decir una palabra. Un escalofrío le recorrió la espalda, y justo antes de colgar, la luz de la cabaña se cortó, sumiéndolo en una oscuridad inesperada.

El zumbido de fondo desapareció con la electricidad, dejando la cabaña en un silencio ensordecedor. Entonces, un ruido seco llegó desde la parte trasera del lugar. Joel se quedó inmóvil, su respiración apenas audible mientras trataba de descifrar qué había sido.

—¿Hola? —contesto observando por las escaleras —¿quien está ahi?—insistió al no recibir respuesta mientras Bajaba las escaleras con cautela prendiendo la linterna de su celular y dirigiéndose al patio trasero.

En medio de la penumbra, entre los árboles, distinguió algo… un objeto que no parecía pertenecer al paisaje, era un vehículo, pero no de esos comunes. Parecía un coche, o algo similar, aunque su diseño era tan extraño que parecía sacado de una película de ciencia ficción.

Joel abrió las puertas corredizas y dio un paso adelante, preguntándose si debía acercarse o simplemente volver adentro y dejarlo pasar.

—¿Hola? —preguntó en voz baja, apenas como un susurro, mientras sus ojos intentaban enfocar en la penumbra.

Entonces, alguien emergió del vehículo. Un chico de aspecto joven que a simple vista parecia un adolescente, que le devolvió la mirada con una expresión tranquila, casi como si estuviera esperando que Joel se acercara, el silencio entre ambos era tan denso que parecía tener vida propia, Joel sintió que su piel se erizaba.

—¿Quién eres? —preguntó, con voz firme.

La presencia del chico era demasiado extraña, era como si todo en él estuviera diseñado para desconcertar.

El desconocido no dijo nada, sus ojos oscuros eran difíciles de leer por la oscuridad, pero había algo en ellos que mezclaba curiosidad y… ¿conocimiento? Era como si lo observara desde adentro, viendo más allá de lo que Joel estaba dispuesto a revelar.

Aquel desconocido comenzó a caminar con lentitud hacia Joel quien retrocedía con sutileza para volver adentro.

—No puedes estacionarte aquí —le informo intentando detenerlo, sin embargo aquél chico no tenía intenciones de hacer caso —Bien supongo que estas perdido, entonces ¿vas a decirme quien eres o solo vas a mirarme? —Le pregunto luego de un silencio sumamente incomodo

—Joel Pimentel, ¿cierto? —dijo el chico finalmente, su voz suave, como un eco de lo inevitable.

Joel retrocedió un paso, sorprendido. No tenía sentido que este extraño conociera su nombre, de repente cada nervio en su cuerpo le pedía que corriera, que se alejara. Pero algo en él, una mezcla de miedo y curiosidad, lo mantenía anclado en el lugar.

—¿Cómo sabes quién soy? —preguntó, sintiendo un nudo en la garganta.

El chico lo miró en silencio, sin responder se acerco lentamente  saliendo de aquella oscuridad que impedía que dejara ver su rostro.

El pulso cardiaco de joel bolvuo a acelerarse mientras que ek desconocido acercaba su mano lentamente, Joel, atrapado en ese instante, no hizo nada para evitarlo. El toque fue frío y, al mismo tiempo, una descarga de electricidad recorrió su brazo, una sensación tan intensa que lo dejó sin aire. La vista se le nubló y todo se volvió negro.

love from another planet |Joerick| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora