- ¿Me mando a llamar Señor? - pregunte poniéndome de rodillas frente a él.
- Si, así es Hunter - me puse de pie viendo como el emperador se acercaba a mi -¿ se puede saber donde estabas anoche? - pregunto.
- Me encontraba en el pueblo señor - mentí.
- Ya veo - extendió su mano, colocándola sobre mi hombro - la próxima vez que salgas del palacio sin mi autorización, tendrás problemas - advirtió apretando fuertemente mi hombro.
Ahogue un quejido de dolor, podía sentir sus uñas traspasar el uniforme y enterrarse en mi piel.
- Vete - hice una reverencia y me fui.
- Hola, Guardian Dorado - sonrió Kikimora con malicia.
- Oh, Kikimora, dime ya terminaste de tirar la basura - dije sarcásticamente, viendo como su semblante burlon se volvía serio.
- Si, anoche lo hice - volvió a sonreir, refiriéndose a su victoria de anoche.
- Si, bueno, atacar por la espalda, a un brujo distraído es típico de alguien de bajo nivel, como tú - dije deleitándome al ver la furia en sus ojos.
- ¿Disculpa? - pregunto apretando sus puños.
- Si, te disculpo, después de todo, no importa cuanto lo intentes, alguien como tú nunca estará a mi nivel - dije dándome la vuelta, dejándola sola y con la palabra en la boca.
Me puse a realizar mis deberes inmediatamente, mientras el emperador se reunía con los lideres de los aquelarres.
- Guardian Dorado, los abominables que el emperador pidio de la familia Blight han llegado - asentí con la cabeza dirigiéndome hacia la salida del castillo.
- Adelante - le dije al señor y señora Blight - guardias, llevense y pongan a los abominables en labor inmediatamente - ordene.
- Es un placer estar aquí hoy - expreso la Señora Blight.
- Si, lo es - dije conduciendolos hacia una de las salas - esta es su paga - dije extendiendo una bolsa con monedas.
- Muchas gracias Guardian Dorado - dijo el señor Blight.
- Una cosa más antes de irse, su próxima exhibición de abomatones, se realizara frente al emperador antes de ser mostrada al publico - explique caminando nuevamente hacia la salida, con los Blight siguiendome.
- Se ¿ puede saber el por qué ? - pregunto la señora Blight.
- El emperador quiere ver los abominables antes de ser mostrados, para así comprarlos, claro, siempre y cuando valgan la pena - respondí, deteniéndome en el puente.
- Lo entiendo, cuando los nuevos abominables estén listos, les aremos saber - asentí y se fueron.
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- No duro ni dos horas - contó Emira a nuestros amigos, soltando una carcajada al final.
- ¿Enserió fuiste a la casa del terror solo? y ¿ de noche? - asentí - Vaya yo no me atrevería ni a entrar - admitió Arly, uno de mis amigos.
- Por favor, en esa casa no pasa nada, son solo cuentos - dijo Lisy.
- Exacto - sonrió mi hermana.
Anoche al regresar a casa, no le dije a mis hermanas sobre el encuentro con el Guardian Dorado, aun mi mente seguía divagando en eso, por ello no podía concentrarme en la conversación.
- ¿Edric? - llamo mi hermana pasando su mano enfre a mi rostro una y otra vez.
- ¿Si?- pregunte volviendo en si.
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Mi guardián Dorado
RandomQuién diría que el gran Hunter, mano derecha del Emperador y el temido guardia Dorado, se encontraría con un joven y travieso chico de cabellos verdes, pero ¿cómo? y ¿ que pasara entre estos dos?