Cap. 1 - Nuestra primera conexión.

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— ¡¿Eso es todo lo que tienen?! —vociferó limpiando la pequeña gota de sangre que caía de su nariz, mientras observaba a ambos jóvenes adultos en el suelo que luchaban por levantarse

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— ¡¿Eso es todo lo que tienen?! —vociferó limpiando la pequeña gota de sangre que caía de su nariz, mientras observaba a ambos jóvenes adultos en el suelo que luchaban por levantarse.

La morena de coletas extravagantes, chaqueta de mezclilla, leggins negros y gorrito rojo desgastada levantó su bate por encima de su cabeza, amenazando con terminar con ellos de un certero golpe, pero como si fuese un golpe en la memoria, las imágenes de su amada hermanita, advirtiéndole sobre lo que hacía, juzgándola por todo lo malo que hace por el dinero. Un golpe bajo que le hacía cuestionar su moral, más bajo que cualquier golpe sucio que le pudiera dar a aquellos chicos.

Harta, bajó el arma y la colocó pesadamente sobre sus hombros, a la par observaba las expresiones confundidas y horrorizadas de los jóvenes en el suelo que, aprovechando su "distracción", a rastras trataban de huir al reptar con dificultad en los charcos de sucia lluvia mezclada con gotas de su sangre y tierra en los poco profundos huecos del asfalto de aquella calle de mala muerte.

—Suerte que trajeron el dinero a tiempo, y eso me pone de buen humor. —De lo contrario, habrían pagado con una muela partida—. Pero a la próxima que me toquen el trasero, la buena Lucía tomará unas vacaciones y su lado oscuro tomará relev. —expresó con amargura, recargando su peso contra una pared para un pequeño descanso luego de tal batalla dos contra uno.

Los muchachos, con más de una costilla rota, a penas y lograron ponerse de pie.

Lucía podía escuchar susurros llenos de odio a sus espaldas dirigidos a ella y su madre; las ganas de seguirlos para ponerlos en su lugar no le faltaron, aprovechando la nula vigilancia e importancia policial de la zona, pero se terminó de rendir cuando un mensaje de texto de su único chat fijado hizo timbrar el maltratado teléfono que guardaba en su chaqueta.

"Lucía, mamá dice que compres pizza congelada para la cena. ¡Rápido que tengo hambre y el partido está por empezar!"

Lucía, a medio andar debido al dolor de sus heridas, caminó entre las pintarrajeadas calles llenas de basura, donde la luz, más allá de la luna, era encendida con unos tenues parpadeos refulgentes de postes en cada esquina, donde una o dos jovenci...

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Lucía, a medio andar debido al dolor de sus heridas, caminó entre las pintarrajeadas calles llenas de basura, donde la luz, más allá de la luna, era encendida con unos tenues parpadeos refulgentes de postes en cada esquina, donde una o dos jovencitas de sugestiva mirada y casi nula ropa, pese al frío, aguardaban por clientes.

Always Together/Siempre Juntas - TOH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora