Cap. 13 - Mentirosa y rota (1/2)

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— ¿¡Mamá, has visto mis guantes!? —exclamó Luz desde su habitación, espera que la Clawthorne escuche su pedido de auxilio

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— ¿¡Mamá, has visto mis guantes!? —exclamó Luz desde su habitación, espera que la Clawthorne escuche su pedido de auxilio.

Una semana pasó desde que Edalyn fue dada de alta. Los primeros 3 días estuvo postrada en cama, recuperando energías y siguiendo una estricta dieta que la nutra de alimentos altos en proteínas, sin que se vea en la necesidad de comer más de lo requerido, o sino su cuerpo lo expulsaría debido a las medicinas que consume y lentamente erosionan su estómago.

Sobre todo agua, beber mucha, mucha agua de la que ella no está acostumbrada al casi siempre saciarse de café, cosa que desde ese momento empezaría a extrañar durante el futuro medio y lejano. Asimismo, evitar todo lo que pueda las carnes rojas. Eda odia todo y a todos.

Pero no puede evitar sentir miedo a lo que se aproxima. La quimioterapia comenzó, neoadyuvante en ese caso antes de su futura cirugía, con tal de facilitar el proceso.

Inyecciones y pastillas fue lo que tuvo que soportar mientras la mirada cristalizada de Amelia trataba de ayudarla a sentarse en la silla de ruedas. Lucía ayudó de un lado a llevarla hacia el auto y encaminarse a casa, mientras la Blight leía en voz alta cada horario e indicación de las cosas que se deben y no deben hacer. Ambas jóvenes cruzaron poco las miradas.

Luz no tuvo el valor de asistir a la sesión o esperar en el auto. Más que apoyar, seguramente estorbaría con sus pequeños y débiles sentimientos.

Lucía tuvo que mantenerse callada; Luz le puso una cinta en la boca, durante los 2 siguientes días del tratamiento. La mayor suele ser muy bulliciosa dentro de casa y Edalyn requiere minimizar el estrés.

Actualmente transcurre la primera semana de descanso previa antes de su siguiente dosis. Los efectos secundarios no tardaron en aparecer, aunque todavía no es sometida a cambios físicos radicales, Edalyn ha experimentado una relativa baja en su peso; 1.5kg para ser exactos. Además de una fatiga que la postra en el sofá la mayor parte del día, pese a que le recomiendan llevar un margen leve de actividad física.

Sin embargo, ese día deportivo no se lo perdería por nada del mundo.

Hace unos días, Luz fue llamada por su entrenador para que asista a un partido extraoficial de su academia. Beneficios hay muchos: cercanía con un equipo semiprofesional del condado, seguramente varios ojeadores del torneo estarían en busca de una joven promesa femenina.

La parte que más le atrajo a Lucía para llevar a su hermanita por varias horas hasta el otro extremo de la ciudad: dinero. Si el equipo gana, Luz recibiría una nada envidiable cantidad de 200 dólares; capital que la Noceda menor hace un tiempo hubiera gastado en figuras, pero ahora ve con madurez, sobre todo compromiso, que lo mejor sería ahorrarlo para apoyar con el tratamiento de su madre.

— ¡Los encontré! —llamó Amity de fondo. Lo halló luego de rebuscar varias mochilas deportivas, aparte de guiarse por cierto olor muy fuerte—. Tal vez debiste limpiarlos antes —señaló, cubriéndose la nariz.

Always Together/Siempre Juntas - TOH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora