Cap. 7 - Luz de esperanza

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Si hasta ahora te gusta la historia, ¿me regalarías una estrellita?

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Al día siguiente.

—Lucía... —balbuceó la menor, sentada y aburrida al dirigirse a su hermanita mediante la llamada del celular desgastado y con protector de murciélago que apoya sobre su hombro—. Ya quiero entrar. Q-Quiero ver a mi madre.

Sala del hospital, pasillo pulcros de y completamente blancos. De vez en cuando una enfermera o doctora pasaba por su lado y la miraba extrañada... a Luz eso le erizaba la piel.

Cómo su hermana le prometió, luego de un tiempo relativamente largo, por fin tendrá acceso para una visita a su madre. Justo antes de que la cambien de clínica, debido al cese del seguro de vida que Amelia les proveía.

La menor estaba relativamente sin vigilancia en medio de las sillas azules de los pasillo, moviendo ansiosamente su pie derecho en un tic nervioso mientras esperaba una confirmación o un llamado de Amelia, encargada de ella y Mittens por ese día, ya que Lucía tuvo unos asuntos de último minuto que le impidieron visitar a la Clawthorne.

—No puedo hacer nada, hermanita. Sé paciente —reprochó Lucía del otro lado de la llamada, conduciendo el antiguo auto de Eda: Owlbert—. Amelia te dirá cuando puedas entrar y los horarios de visita ni bien  la traslademos a otra clínica. Por cierto, ¿recuerdas todas las medidas de seguridad? —preguntó, con énfasis.

Conoce a su hermanita y sabe que sin la adecuada vigilancia podría hacer mucho desastre.

—Desinfectante, lavarme bien las manos... y no molestarla —murmuró Luz decaída.

Sin pedirlo, pero obvia por las decaídas expresiones dibujadas en el rostro de su crush, Amity, que escuchaba atentamente las indicaciones del doctor junto con Amelia a unos metros, se acercó a ella. En un gentil acto, aferró sus manos con las de Luz, transmitiéndola una calurosa calma que la morena requería.

Las órdenes que Amelia y Lucía le dieron en un folleto fueron claras, pero aquello último que susurró la hizo sentir mal: "No molestarla". Le hizo considerar que su mera presencia podría ser una molestia para su madre, que necesitaba descansar todo lo que pueda antes del intercambio.

La fuerzas de Eda debían mantenerse, o su cuerpo, sesgado por la enfermedad, no resistiría adecuadamente el estrés de cambiarse de centro hospitalario; sin mencionar los brutos medicamentos que empezarían a hacer efecto en su integridad.

—Y... Ejem. Y...

Lucía estiró el conector, esperando que su hermanita le repita, por quinta vez, la regla de oro que ella misma le implantó.

—Y no poner de los nervios o irritar a Amelia —respondió Luz, lo que provocó una confundida mirada en Amity, que se apegó inconscientemente a ella para escuchar más de cerca la conversación telefónica.

Always Together/Siempre Juntas - TOH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora