07: Ángel

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A veces se pregunta sí Lisa es realmente consciente de todo lo que despierta en ella

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A veces se pregunta sí Lisa es realmente consciente de todo lo que despierta en ella. Sus pequeñas acciones, totalmente fuera de la malicia o la doble intención, sus reacciones avergonzadas y la forma en la que le sonríe cuando se da cuenta que la estuvo mirando desde lejos, hacen que Jennie se pregunte si tanta dulzura e inocencia es posible en alguien.

Pura, tanto como su nombre lo indica. Lisa era un ángel perdido en un mundo lleno de maldad que había llegado a sus manos de formas que jamás esperó, para tomar todo lo que creía y conocía y hacerlo trizas frente a sus ojos únicamente con el sonido dulce de su voz tarareando alguna melodía mientras se ata los cordones o la forma en la que sus pestañas bajan cuando cierra los ojos y se deja acariciar sin miedo.

Malicia.

Le hace eco en la cabeza, taladrando sus sentidos y pensamientos. ¿Tenía Jennie malas intenciones con Lisa? Realmente jamás ha pensado en ella de forma sexual, no de la forma en la que ya ha pensado en alguien. No, definitivamente Lisa estaba demasiado lejos de ser vista como objeto de sus fantasías más descabelladas (y Jennie realmente no pensaba muy descabellado). Lisa era demasiado, demasiado y en tantos sentidos que Jennie ha pasado noches en vela tratando de entender qué es lo que la hace tan distinta, tan... Honesta.

Han pasado tres meses desde que viven juntas, tres meses en los que ya han tenido que pasar por una separación de una semana y Jennie jamás olvidará el momento en el que recibió una llamada de madrugada, donde Lisa entre llanto le pedía que le contara una historia para dormir y alejara las pesadillas.

Desde ese momento supo que había nacido para poner su mundo de cabeza, para ser amada y protegida de la forma que merece.

Lisa cayó del cielo para colocar su cabeza en su pecho y dormir en sus brazos, y Jennie no podría estar más agradecida por ello.

La pequeña frente a ella, a metros de distancia, le sonríe a su mayor y asiente ante algo que Jennie no puede escuchar desde su asiento en la sala de estar. YeRim le entrega un tazón de fresas con crema batida y la despide con un toquesito en la nariz, al que Lisa responde con una suave risa que acelera el corazón de la castaña en sólo segundos.

Un ángel.

Se acomoda en la silla a un lado suyo, llevando consigo su dulce merienda de medio día. Lisa toma una fresa, la cubre de crema y después de mirarla por algunos segundos, la extiende frente a ella sin decir una sola palabra. Sus ojos, llenos de inocencia, de súplica silenciosa esperando que tome lo que le ofrece de sus dedos.

—Come —lo pide, pero no suena como una orden. Es más una petición y Jennie abre la boca en silencio, recibiendo la fruta de parte de Lisa, así como una gran sonrisa como recompensa.

Lisa baja la mirada, encoje los hombros y juega con sus dedos bajo la mesa, suprimiendo una risita traviesa. Jennie mastica, mirando a su pequeña con una ceja alzada.

—¿Qué pasa?

La pelinegra se muerde el labio.

—Nada... —y de nuevo esa sonrisa que esconde algo.

—Lalisa...

—Tienes crema —se apresura a decir, antes de reír bajo la palma de su mano—. Aquí —y se levanta de la silla, colocando suavemente el índice a un lado de la manchita de crema para recorrerlo y limpiarla—. Ya está, Mami está limpia ahora.

Jennie la mira como quien admira una obra de arte. Sus mejillas rosas, sus ojos brillantes, su cabello despeinado que sin embargo la hace ver aún más adorable, como una niña recién levantada. Siente que se le llenan de lágrimas los ojos y sonríe a medias, tomando ambas manos de la menor para dejar un beso en cada una.

—¿Te he dicho antes lo preciosa que eres? —la mira directamente a los ojos, los cuales se abren con sorpresa para dar paso después, a un hermoso sonrojo.

—Algunas veces... —esconde la boca tras el cuello de su suéter, moviendo los deditos de sus pies nerviosamente unos contra otros—. Me gusta cuando lo dices...

—Entonces te lo diré a cada minuto —sus manos en las caderas de Lisa, aquellas que tanto le fascinan y de las que la menor se siente tan segura—. Eres preciosa, mi pequeña
Lili...

Lisa se cubre la cara con ambas manos, haciendo reír enternecida a Jennie, quien le guía hasta su regazo y la coloca de forma que no se haga daño. Acaricia su espalda baja, haciendo pequeños círculos sobre la tela del suéter azul cielo y juega con la punta de su nariz a separar los dedos de Lisa en su rostro.

—Lili... —se ríen, presas de demasiados sentimientos y cosquilleos en el estómago—. ¿Dónde está Lili?

—Nooo... —niega, apretando los dedos—. Se fue.

Jennie finge un puchero exagerado que Lisa mira desde detrás de sus dedos y sonríe.

—Aaah... —un suspiro profundo—. Pero Mami quiere ver a su Lili. Ella es la más preciosa princesa del mundo entero.

—¿De todo el mundo?

Un beso sobre el dorso de su mano.

—De todito.

Lisa baja las manos, descubriendo a penas sus ojos y niega después de algunos segundos.

—Eso es mentira —asegura, descubriendo totalmente su rostro—. Yo estoy viendo a la más guapa de todo el universo justo ahora.

Jennie sonríe, sin poder impedir el llanto y las lágrimas caen sin aviso, antes de que tome a Lisa entre sus brazos y la abrace con fuerza contra su pecho, escondiendo su rostro en el hombro de la menor.

—No sé que hice para que estés aquí conmigo, Lisa... —le hace rulos en el cabello, con un dedo—. Pero todos los días, agradezco al cielo permitirme cuidar de uno de sus ángeles.

La menor se aferra a su espalda, puede sentir su hombro húmedo a causa de las lágrimas, pero cuando se separa tratando de verla de frente y limpiarle la carita, afianza el agarre, negando con la cabeza.

—No me dejes nunca... —suelta un suspiro entrecortada—. Por favor, no te vayas nunca...

—No lo haré... —la abraza en calma y sintiendo como sus cuerpos encajan perfectamente—. Lo prometo, mi ángel...

Pero aunque lo piense demasiado, siempre llega a la misma conclusión: No puede haber malicia en un amor tan puro, como el que siente por Lisa. Porque no le habrían concedido un ángel si supieran que puede hacerle daño...

Y no planea hacerlo jamás.

Y no planea hacerlo jamás

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Mommy's little girl | Jenlisa one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora