20: Campamento

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Cuando despertó esa mañana, no lo hizo con el sonido de la alarma junto a la cama de Mami

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Cuando despertó esa mañana, no lo hizo con el sonido de la alarma junto a la cama de Mami. La despertaron los pequeños quejidos de Leo rascando la puerta de la habitación pidiendo salir, a eso de las siete de la mañana de un sábado.

Sin embargo y aún con todo el modorro encima, Lisa se puso de pie para abrirle a su pequeño gatito la puerta. Se metió las pantuflas en ambos pies y se talló los ojitos, bostezando bien grande. Leo esperaba desde la puerta, sollozando al ver a su dueña despierta.

—Buenos días, Leo —Lisa se recarga en sus rodillas, para hacerle cariños en la cabecita del animalito que le recibe con suaves ronroneos—. ¿Dormiste bien?

Y esperaba realmente que lo hubiera hecho, porque Lisa tuvo que rogar muchísimo para poder dormir con él, alegando que sería "sólo una noche" y Jennie aceptó, dejando que el felino durmiera con la pelinegra el primer día en casa. De eso habían pasado ya dos meses y Leo seguía durmiendo en el pecho de Lisa, acurrucado contra la pequeña y a veces, contra Mami.

Lisa toma a su peludo amigo entre sus manos, haciéndole ruiditos contra la nariz con la suya. Ambos salen con mucho cuidado y en silencio de la habitación donde Mami aún duerme del otro lado de la cama. La pequeña se asoma desde la puerta, observando a Mami dormir tranquila y de puntitas, regresa para dejar un beso en sus labios cerrados y ahora sí, salir con Leo en brazos rumbo al jardín.

Bajando las escaleras puede notar que Yerim ya está despierta en la sala, mirando las noticias mientras en la cocina algo huele delicioso. Lisa baja al gato y abre la puerta del jardín, dejándolo salir a respirar aire libre y después llevarlo a la cocina a desayunar.

Mientras Leo corretea mariposas que llegan a los rosales de Jennie, Lisa saluda a Yerim con un beso en la mejilla, desde detrás del sillón.

—Buenos días, unnie —la chica sonríe, mirando a la mujer aún en el sofá.

—Buenos días mi niña, ¿por qué tan temprano? —Yerim se pone de pie, para ir a la cocina por un vaso de leche chocolatada para Lisa—. Aún no está el desayuno listo. ¿Tienes hambre, cariño?

La tailandesa le sigue obedientemente y se sienta en los taburetes frente a la barra.

—No, estoy bien —bosteza, con las manos cubriendo su boca—. Leo hizo mucho ruido y quería salir, así que me desperté antes. Espero que Mami no se alarme cuando despierte.

Yerim responde desde la nevera, sacando la leche.

—Vendrá a buscarte, de hecho no debería demorar mucho en despertar... —lo dice más en un susurro, mientras vierte la cocoa en polvo dentro del vaso de leche—. ¿Quieres que caliente la leche, cielo?

—Síp —Lisa entrelaza sus dedos, jugando con los pies que apenas rozan el suelo—, por favor.

Antes de que el microondas anuncie que los cuarenta segundos han transcurrido, Lisa siente las manos de Jennie sobre sus hombros, un suave beso en el cabello y se voltea para recibir a Mami en un gran abrazo y una lluvia de besos en el rostro.

Mommy's little girl | Jenlisa one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora