16: Enfermera

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Suspira después del cuarto intento y sus labios forman un puchero evidente, con el inferior abultadito y mucho más hacia afuera que su vecino superior

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Suspira después del cuarto intento y sus labios forman un puchero evidente, con el inferior abultadito y mucho más hacia afuera que su vecino superior.

Pasea la mirada por las facciones de la contraria, desde el puente de su nariz hasta sus labios, pasando por sus pestañas y ahí, en el punto justo donde se forma ese hoyuelo que tanto le gusta presiona con el índice sin demasiada fuerza. Son segundos los que transcurren sin que Mami de el mínimo indicio de querer despertar, manteniendo el ritmo suave de su respiración constipada mientras la pequeña pelinegra espera.

Al notar que la castaña despierta de a poco, abriendo los ojos con pesadez y lentitud, Lisa sonríe un poquito; hincada al pie de la cama y con la cabeza ladeada recargada en el colchón.

—Buenos días, Mami.

Jennie sonríe, cubriéndose la cara con ambas manos donde ahoga un gran bostezo. Puede sentir el peso de Lisa escalando el colchón para después, rodear su torso con una pierna y ambos brazos, recargando su cabeza en su pecho. La mayor acaricia el cabello negro de su pequeña, enredando sus dedos en los largos y lacios mechones oscuros.

—Buenos días mi cielo —su voz suena más rasposa de lo normal, así como el característico sonido que se escucha cuando se tiene la nariz constipada, hace acto de presencia en cada palabra.

Lisa suprime una risa al escuchar el gracioso tono de Mami y se acurruca en el hueco de su cuello y clavícula, mirándola hacia arriba.

—Estás muy enferma, debiste escucharme y no salir en la lluvia...

Jennie abraza a la pequeña, acercándola a su pecho.

—Era una emergencia.

Era una emergencia —responde con tono infantil, recibiendo una suave risa de Jennie.

—Ya, ya, no te enojes —deja un rápido beso en su frente y le sonríe de lado, al mirarla hacia abajo—. No volverá a suceder.

—Más te vale... —balbucea bajito, hundiendo la cara en el pecho de la coreana—. No me gusta que Mami esté enferma, porque sufre y no quiero que sufra. Nunca.

—Pero no sufro mi amor, no cuando estás aquí conmigo...

Lisa cierra los ojos, pensando dónde le dijo Yerim que dejó las medicinas antes de irse la tarde anterior. Justamente enfermaba Jennie, estando Yerim de vacaciones con su familia en Busan. ¿Qué se supone que haría Lisa ahora? ¡Era su misión ser la enfermera de Mami!

—Espera aquí —la pelinegra oprime suavemente las mejillas de la mayor levantando sus labios en un puchero y deja un rápido beso antes de saltar de la cama, dejando a Jennie sorprendida y con las palabras en la boca.

Lisa llega a la cocina casi derrapando sus pasos sobre los calcetines blancos en el suelo de madera después de correr desde la habitación y, una vez ahí, comienza su labor. Lo primero que hace es preparar una tetera con agua y ponerla al fuego (que afortunadamente la estufa era eléctrica, si no habría tenido que utilizar un encendedor y muy fan de esos aparatitos, no es) una vez lista la tetara abre la alacena y de ella saca el pan tostado y una botella de jarabe de maple. En el frutero hay duraznos y manzanas y Lisa pela y corta con mucho cuidado las frutas, dejado rebanadas sobre el pan con miel, exitosamente en un platito.

Mommy's little girl | Jenlisa one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora