25: Desobediente

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[!] Masturbación y cosas kinky. Lisa ya tiene 21.

El último sorbo de leche de fresa yace en el fondo del vaso que sostiene entre sus dedos, observando con una mezcla entre el aburrimiento y la frustración el charquito rosa que mueve de un lado a otro

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El último sorbo de leche de fresa yace en el fondo del vaso que sostiene entre sus dedos, observando con una mezcla entre el aburrimiento y la frustración el charquito rosa que mueve de un lado a otro. Lisa lleva tirada en la cama observando ese charquito poco más de cinco minutos y ya siente que ha pasado una eternidad, tratando inútilmente de mantener sus pensamientos ocupados y alejar la ansiedad de su cuerpo y mente al no saber nada de Mami desde la noche anterior, cuando le besó la frente y subió al auto para manejar muchas, muchas horas hacia el sitio donde tendría una importante junta de negocios por la tarde. Prometió escribirle cuando tuviera un momento libre pero al parecer, los accionistas habían ocupado mucho de ese tiempo y Lisa prefirió alejarse del teléfono a seguir al pendiente de ella, esperando un mensaje.

Intentó de todo. Desde tomar un baño largo hasta ver una película, pero nada funcionó para mantenerla ocupada el tiempo suficiente y, presa de la frustración, se sirvió un vaso de leche de fresa en uno de esos vasos grandotes que compraba Mami para ella cuando iban al cine.

Necesita mantenerse ocupado, va un poco más allá del solo hecho de extrañar a Jennie y estar aburrida como una ostra dentro de la casa. Lisa despertó con el libido por el cielo, hoy era uno de esos días en los que su cuerpo decide que es un buen momento para tener un sueño algo distinto, como si de un adolescente hormonal se tratara. Y está lejos de serlo. Hace poco cumplió 21 años y la última vez que le pasó algo parecido seguía en la secundaria. Sin embargo algo era cierto y es, que el deseo que siente no es parte de ese asunto...

Lisa tiene pocas reglas y todas las cumple al pie de la letra día sí y día también. Le gusta llenar su tablero de estrellas y recibir cariños en el pelo, cuando se sienta a los pies de Mami a esperar su recompensa por ser una muy buena niña. No le gustan los castigos y solamente una vez tuvo uno de esos, cosa que no quiere repetir. Pero, y aquí viene el pero, si hay algo que todavía la pone de los nervios, es que Mami ha sido muy clara con ella desde el principio: No puedes tocarte cuando yo no esté.

¡Ah, que miserable se sentía! Despertó húmeda y sola en la habitación de Jennie, ahí donde ambas duermen. Las sábanas olían a ella y a Lisa le dieron unas ganas terribles de bajar la mano y hacerse cargo de su situación, entre la comodidad de las suaves y tibias mantas que le cubrían. Pero se detuvo y recordó, que Jennie había dicho que quería darle todo el placer con sus propias manos... o su boca... Y entonces, Lisa ha mantenido la imagen mental de Mami chapando su clítoris hasta hacerla delirar fuera de su cabecita por el tiempo suficiente para sucumbir al hecho de mirar un charco de leche rosa en un vaso.

Suspira y el cabello negro sobre su frente se alza ligeramente. Rueda sobre su espalda y, con las piernas extendidas hacia arriba, se impulsa para llegar a la orilla, misma en la que deja sobre el buró el vaso vacío para abrir el último cajón. Dentro hay una caja forrada de blanco con un listón verde menta, regalo de Jisoo de cumpleaños que Lisa todavía recuerda, abrió llena de entusiasmo para encontrar dentro algo que le pondría las mejillas tan rojas como las fresas sobre su pastel.

Mommy's little girl | Jenlisa one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora