Capitulo 4

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Desperté por los rayos del sol en mi cara, aún seguía en el techo, miré al cielo y permanecí acostado. El sueño que tuve esta vez, no pude recordarlo por completo, solo puros fragmentos algo difusos. Intente aclarar lo poco que recordaba, pero era inútil. De alguna manera sentía que tenía que recordarlo, era como un sentimiento muy intenso de que, si no lo hacia, estaría perdiendo algo importante. Esa sensación de no poder hacerlo se estaba convirtiendo en frustración y en desesperación. ¿Por qué me sentía tan abrumado por no recodarlo? Es normal no recordar lo que uno sueña a veces, ¿Por qué este es diferente? ¿Por qué no podía solo olvidarlo? Me empezaba a doler la cabeza y cerré los ojos con fuerza, lo único que logre recordar fue a mi en un un árbol trenzado hablando con alguien...

Me dirigí a mi habitación y encontré a Mabel aun durmiendo, era todavía temprano, así que me fui a la cocina y me prepare algo para desayunar.

No sé porque me sentía raro, se que era un día como los otros, pero algo estaba mal, algo me seguía incomodando.

Poco después apareció mi tío Ford e igual se sentó en la mesa a desayunar.

—Oye muchacho, te felicito por tu logro de la escuela. Lograste avanzar más rápido, sigue así.

—Gracias tío Ford. Por cierto quería hablar con ustedes, pero como el tío Stan sigue durmiendo te lo diré a ti primero. Quiero cambiarme de cuarto y tener uno propio. —Lo dije con un tono de voz seguro y sin dudar, pues es algo que realmente quería y necesitaba.

—Que oportuno, es lo que hablaba con Stan antes de que vinieran. De hecho hemos arreglado un cuarto para su uso. Es más, vamos a verlo y así tú escoges cuál quieres. Tómalo como un regalo, eso y otras cosas que te daré una vez elijas.

—Hablas enserio tío Ford —dije con cierta emoción, pues pensaba que tal vez se negarían. Me sentía feliz de que tendría mi espacio y que ellos lo entendieran.

—Si muchacho, vamos.

Salimos de la cocina, nos dirigimos por el pasillo y después por una parte de la casa que no había visto cuando venimos por primera vez. Llegamos hasta una puerta que parecía instalada recientemente y al abrirla, era un cuarto un poco más grande y espacioso que el que compartía con Mabel. Al entrar mi mente empezó a trabajar, pensé de miles de formas de como acomodaría mis cosas aquí, de los libreros y de algunas cosillas extra que quería para mí, pero que no podía tener por el hecho de estar en el mismo cuarto que mi hermana.

Estaba por decir que me quedaría aquí, pero en ese momento sentí una opresión en mi pecho, sin decir nada me dirigí a inspeccionar todo, le faltaba una ventana y algunas cosas que no tendría problema en conseguir.

—Tío Ford esta parte de la casa...

—Fue agrandada recientemente —comento interrumpiéndome y con una sonrisa. —Se hiso con el fin de que cada uno tuviera su espacio y cuarto propio. 

—Tío Ford gracias, pero creo que me quedaré con el cuarto de arriba. —Seguía sintiendo esa opresión. —Hablaré con Mabel para que ella se cambie.

—Cómo quieras Dipper, cualquier cuarto que elijas está bien, aunque preferiría que tu te quedaras aquí, pero como te decía es un regalo, así que tu elijes. 

—No note esta parte cuando llegamos. —dije riéndome un poco.

—Estaban tan concentrados en su bienvenida que ni te diste cuenta y como esta en la parte trasera de la casa, es como si estuviera escondido. Bueno ¿Crees que tu hermana quiera cambiarse? —preguntó mirándome fijamente a los ojos.

—Tiene que entenderlo, también yo necesito de mi espacio y privacidad.

—Cuando hablé con tus padres, ellos nos contaron que hizo un berrinche cuando te saltaste grados, por qué no quería que la dejaras sola. También habían dicho que no fue fácil calmarla y tu te llevaste una peor parte. Es mas fácil si tu lo haces.

—Tienes razón tío, pero el ático tiene una buena vista del bosque y puedo ver el cielo de noche. 

—Si es por eso no debes preocuparte, pero te diría que lo pienses un poco más, si aun así quieres estar en ese cuarto, no hay problema. Bien, ve a decirle a tu hermana que baje a desayunar. 

—De acuerdo tío Ford.

Me giré para salir del cuarto y me dirigí al ático. Mabel seguía dormida, así que me asome por la ventana, no me equivocaba, aquí la vista es bonita. Escuche a mi hermana estirarse y me giré hacia ella.

—Buenos días dipper, veo que te levantaste temprano. —Dijo mientras se levantaba de la cama y se ponía sus zapatos.

—Si de hecho llevo un rato despierto. Tío Ford me mando por ti para que bajes a desayunar.

—Esta bien ya solo me peino y bajo.

—Oye Mabel quiero hablar contigo. —Camine hacia donde ella estaba y me miró algo desconcertada por la seriedad en que lo dije.

—¿Qué paso brobro?, estas extraño, ¿Sucedió algo?

—No es eso, solo quería decirte que quiero tener mi propio espacio y por ello, pensaba en que uno de los dos se cambiara de habitación —ella me miró de una manera triste, sabia lo que pasaría a continuación y antes de que eso sucediera continúe. —El tío Ford me comento que hay un cuarto libre en la parte de abajo y como es un poco más espacioso pensaba en que tu te cambiaras y a mi me dejarás aquí. Así-

—¡No lo are! — dijo interrumpiéndome y ya con lagrimas que brotaban de sus ojos —Dipper ¿por que haces esto? Fue lo mismo esa vez que adelantaste grados, me dejaste sola, que acaso ¿ya no me quieres? No es justo lo que estas haciendo, se supone que aquí compartimos todo. No arruines mi verano.

Mabel empezó a llorar cada vez más con forme hablaba y yo solo me quede parado sin decirle nada. Yo debería estar enojado con ella no al revés, solo quiero tener mi espacio, pero también sabía que tenia que ser de una forma para que ella no se involucrara más en mis cosas.

—Perdona Mabel, pero quiero mi espacio. —Al escuchar esto ella levantó la vista y solo me miro aún con lagrimas, parecía estar enojada, eso no era bueno. —Ya somos más grandes, y no siempre podremos compartirlo todo.

—Dipper antes no eras así, ¿por que cambiaste? —se limpio las lagrimas con su manga. —Hablare con los tíos sobre esto.  —salió corriendo de la habitación azotando la puerta.

No iba a cambiar de opinión y ella lo sabia, estoy completamente seguro que por eso aria su berrinche como esa vez y trataría de convencer a los tíos para que se hiciera como ella quiere. Tiene razón cuando dijo que antes no era así, pero no siempre las cosas son como uno quiere, ni tampoco permanecerán de la misma forma.

—No soy el único que cambio Mabel, también tú lo hiciste. —susurre mirando hacia la puerta.

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