capítulo 2

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Me remuevo un poco incómodo en la cama por los rayos del sol que han de ingresar por una ventana, aunque tengo mis párpados cerrados incomodan mucho, demasiado, las sábanas acarician mi piel ¿desnuda?.

Un olor nunca antes sentido inunda mis fosas nasales al inhalar la almohada y con ese embriagador olor vienen los recuerdos de golpe de lo que pasó en la noche anterior, la noche de pasión y desenfreno que viví.

Un sexi hombre, un actor de películas para mayores para ser más específico, bebiendo, sonriéndome, tentandome como la serpiente tentó a Eva y yo levemente influenciado por el alcohol y guiado por el deseo que despertaba en cada célula de mi cuerpo caí en la tentación, mordí aquella manzana que me ofrecía aquel adonis.

Un departamento lujoso que jamás en mi vida pudiera pagar, yo abriendome de piernas en un sofá para recibirlo a el, yo gozando de sus penetraciones sin ningún miramiento, ambos gruñendo, yo corriéndome, el corriendose, ambos disfrutando y gozando de nuestros cuerpos... Ambos follamos, yo hice todo eso en una noche.

Abro mis ojos de golpe y me siento en la cama recargando mi espalda desnuda en el respaldar, todo esto es demasiado confuso, irritante, desesperante.

El cuarto con el que mis ojos se posan es mucho más lujoso que su sala, aunque no tengo unos recuerdos muy confiables con los que comparar, las paredes cremas, un gran armario con las puertas abiertas que en su interior hay mas ropa de la que he tenido en toda mi vida, reposa en un rincón una mesa con un adorno de cristal en forma de un ángel, un espejo colgando en la pared al lado de unos cuadros que llevan la imagen de un dios griego echado en una cama cubierto únicamente con una almohada en la parte de su entrepierna, en la mesita de noche descansa un reloj de oro que valdrá más de lo que he ganado en los meses que he trabajado en aquella cafetería, una lámpara apagada y muchos adornos que vas desde cuadros con pinturas abstractas hasta una planta artificial iluminada por el sol, que le dan a esta habitación un aspecto elegante y carísimo que si lo vendiera, fácilmente pagaría el alquiler del lugar donde vivo por algunos 5 años

Miro por debajo de la sábana con un poco de temor por lo que me vaya a encontrar pero respiro tranquilo al encontrarme con un boxer puesto.

Pero la preocupación vuelve a mí cuerpo en conjunto con un agudo dolor de cabeza, al darme cuenta que ese bóxer no es el que llevaba el día de mi cumpleaños, mis manos tiemblan levemente mientras vuelvo a tapar mi desnudes con las sábanas de seda blanca.

Al posar mis ojos carmesí al lado de una gran pantalla plana suelto un suspiro un poco tranquilo pues ahí se encuentra mi ropa, a unos pasos, pero no tengo ganas de salir de esta blanda cama, hace ya un tiempo que no dormía en un colchón tan cómodo, tan blando y suave, es placentero sentir como se amolda a mi cuerpo.

Vuelvo a inhalar el aroma con los ojos cerrados, ese aroma que me vuelve loco, que me pone los pelos de punta y despierta unos deseos jamás antes sentidos, ese aroma que me lleva a tener sexi, ese aroma que me convierte en otra persona... El aroma del tal... Arrugó un poco el entrecejo mientras intentó acordarme de su nombre... Deku, Jack... Izuku... Yami, si del tal Yami que me ha dado tan duro que siento que la parte trasera de mi cuerpo me duele un poco y tiene un leve toque de escozor mi entrada, claro que no estoy acostumbrado a tener sexo ya que las únicas veces que lo he hecho a sido con Denki y con un vecino, que bueno no eran tan dotados como Yami, no la tenían tan...

-Al fin despertó el bello durmiente

Esa voz tan ronca me sobresalta haciendo que abra los ojos para toparme con el mismo sexi hombre de los cuadro al lado del espejo, pero ahora que lo tengo se ve mucho mas sexi con sus ojos verdes fijos en mi, con una sonrisa endemoniadamente sexi curvando sus labios y formándose unos hoyuelos.

Una Noche (DekuKatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora