❤️‍🔥

170 15 1
                                    

—Frankie... ¡Ya,  bájame!— reclamaba el pobre Gerard, no sabía de dónde había sacado su novio la fuerza para levantarlo pero lo estaba preocupando.

—Amoooooor, bájame de verdad, o me voy a enojar— siguió amenazando al más joven para que por fin lo dejase tocar el suelo con los pies.

La cuestión era simple, iban caminando en dirección a la casa de Frank y según él Gerard se demoraba mucho caminando, así que lo levantó con sus brazos y lo llevó sobre su cuerpo.

Cosa que a Gerard incomodó un poco, todavía no se acostumbraba al tacto de Frank sobre su piel, lo ponía nervioso.

—Te voy a bajar solamente porque nos queda poco y no quiero tenerte enojado todo el día— el más bajo finalmente hizo caso al mayor y con una delicadeza poco característica en él dejó a Gerard a ras de suelo— pero camina más rápido la próxima vez—.

Fue acercando sus cuerpos de a poco, el pelinegro de ojos verdes se hallaba a sí mismo echo un manojo de nervios, Frank era un tipo tan guapo y tan sexy a sus ojos que le resultaba difícil imaginar el por qué se había fijado en él.

Su cuerpo empezó a temblar cuando sintió la mano del castaño sobre su cintura, apretando suavemente la carne de aquella área y acercándola al propio, acortando lentamente la distancia entre ellos.

Escuchó la risa leve de su novio y sintió los finos labios del castaño sobre los suyos, rozándolos y esperando su consentimiento.

En los meses que llevaban de noviazgo Frank se había comportado excelente con él, jamás pensó que aquel chico de apariencia punk, con fama de ir a las manos cada vez que alguien lo provocaba y con un registro de observaciones negativas más grande que el currículum de su madre fuera a ser tan dulce y tan caballero.

Al principio pudo haber jurado que se trataba de alguna broma, de seguro su hermano Mikey le estaba pagando al menor para que lo conquistara y posteriormente rompiera su corazón.

Pero nada de eso había pasado, y conforme avanzaba su relación se daba cuenta de que el amor que aquel chico de ojos avellana le demostraba era totalmente verdadero.

Para Frank también se sentía muy especial, Gerard siempre le había gustado, muchas veces intentó acercarse a él pero el pelinegro lo evitaba, tiempo después supo que Gerard también gustaba de él y lo alejaba por miedo a salir dañado.

Qué equivocados estaban.

Volvían de la escuela después de horas de aburrimiento, el plan era simple; estarían en casa de Frank hasta que fuera tarde y Gee tuviera que irse a su propia casa, verían alguna película y cenarían algo de chatarra con la mamá del más bajo.

Frank no estaba muy feliz con la idea de que su madre aún los cuidara, pero si Gerard estaba cómodo, entonces estaría dispuesto a aguantar a su familia completa, solo por su novio.

Giró la llave para abrir la puerta de su casa, llamó a su madre en voz alta para anunciar su llegada y grande fue su sorpresa al percatarse de que la mujer no se encontraba dentro del inmueble.

—¿Dónde está Linda? Quisiera saludarla— expresó inocentemente Gerard.

—Amor, eh... mamá no está, seguramente sigue en el trabajo.

—Uh... o-okay— rió nervioso, jamás había estado 100% a solas con Frankie, lo más lejos que había llegado era cuando se encerraban en el cuarto de alguno de los dos y se besaban hasta que sus piernas temblaban.

—Si quieres podemos ir a otro lugar, no quiero que te sientas incómodo— su Frankie se acercó y besó dulcemente su mejilla.

—¡No! Digo, no... aquí está bien— volvió a reír y pasó a dejar sus cosas en la sala de estar.

Call me daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora