Sugar Daddy 🍬

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Al principio todo empezó como una broma, como un juego que inició por haber visto un TikTok que su amiga Jamia le había enviado, junto a un mensaje.

Jam__: hazlo y me mantienes por el resto de mis días.

Le había hecho gracia, hasta que comenzó a plantearse la idea con más seriedad.

Así es como había conseguido a su primer Sugar Daddy, un hombre de unos cuarenta y tantos años, que después supo estaba casado y tenía dos hijos.

Al enterarse, había cortado todo tipo de comunicación con el hombre, pues ni todo el dinero compensaría el sentimiento de estar rompiendo una familia.

Cuando se iba a rendir con el ridículo plan, una notificación de Tinder apareció en su pantalla; había hecho match con alguien.

Cuando revisó el perfil, había resultado ser un hombre hermoso a sus ojos, con un cabello negro hasta los hombros en un corte desordenado, ojos increíbles y de piel clara. Investigó un poco más esta vez para no meterse con algún hombre casado y los resultados lo maravillaron aún más.

Se trataba del codiciado Gerard Way, empresario de treinta años, fundador de una de las empresas dedicadas a la economía más grandes del país, soltero y para colmo millonario.

Y se había fijado en él, en un tipo de veinticuatro años con una cara linda pero con poca estabilidad económica.

Era perfecto y en eso pensó en el momento que le enviaba un mensaje.

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Se encontraba afinando los últimos detalles para su salida con Gerard, quien se había tomado la molestia de enviarle ropa nueva para que estrenase hoy, que consistía en un pantalón de tela de color negro que le quedaría pegado a sus piernas trabajadas, una chaqueta de cuerina del mismo color y una camisa de color crema.

También le habían llegado dos cajas en el transcurso de la tarde, que contenían un par de zapatos que le había mencionado hace un tiempo y un teléfono celular de última generación, pues el suyo estaba defectuoso hace algunos meses.

Acabó de arreglarse, recién bañado vistió con cuidado su ropa interior junto a cada una de las prendas escogidas por el mayor, calzó los zapatos y se puso perfume, uno que habían escogido juntos en uno de los viajes del empresario, al que el castaño estuvo encantado de ir.

La relación de ambos era maravillosa, en sus primeras citas el mayor le había contado a Frank que estaba interesado más que nada en una compañía ocasional, en alguien que pudiese acompañarlo en viajes de negocios, con quien poder salir a gastar su dinero y que simplemente estuviera ahí con él.

Sobretodo, no buscaba forzarlo a nada que no lo hiciera sentir cómodo, y eso era lo que más le había encantado a Frank, pues las cosas avanzaron conforme él quiso que fueran yendo y así habían construido el vínculo que ahora tenían.

Eran casi como una pareja, pero sin el sentimiento de estar obligados uno al otro, no existía el tener que quedarse con el otro aunque con gusto lo hacían, pues muchas veces sus encuentros terminaban al día siguiente, desayunando juntos en algún café o en el departamento de uno de los dos.

Recibió un mensaje de Gerard, donde decía que estaría llegado en aproximadamente veinte minutos a recogerlo para ir juntos a un evento de la empresa, una cena para festejar el ascenso de un empleado importante y con gran trayectoria laboral.

Respondió con un "Ya salgo" y peinó su cabello castaño por última vez, se vio al espejo y luego tomó sus llaves, billetera y celular para salir de ahí y esperar a Gerard en el primer piso del edificio.

Call me daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora