Rescate

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Desperté tan violentamente que mi cuerpo entero me dio un ramalazo de dolor. Era demasiado imprudente quedarse dormido a la deriva en medio del bravío mar.
Me sorprendió que ya no había agua a mi alrededor. Bueno, no exactamente así. El agua seguía golpeando, pero ya no mi empapada piel si no los peñascos y la entrada de la pequeña cueva, formando una pequeña entrada a modo de riachuelo.

Observé a todos lados y agudicé todos los sentidos. Estaba completamente solo, acompañado únicamente por las olas que rompían en las rocas.
A mis pies, yacía una fruta extraña color amarillento. Su cáscara estaba partida pero estaba en buen estado. Luego de inspeccionarla, me la llevé a la boca y la devoré de inmediato. Era jugosa, me calmó bastante la sed.

El chapoteo de las olas sonó más fuerte en mis oídos. Una presencia me observaba frente a mí y, como la misma bruma del mar, una mujer apareció envuelta entre la espuma de las olas. Su cabello era oscuro y muy largo, casi llegando a sus caderas, adornado con múltiples conchas de mar y algas marinas color rosáceo. Una sonrisa desbordaba por su rostro al verme satisfecho.

Del sobresalto me puse en pie y el chispazo de dolor por usar mis piernas tan repentinamente me devolvió al piso. Ella me dijo que me tranquilizara, que no podría caminar hasta recobrar fuerzas y que ella me iba a ayudar a regresar a la costa. Su voz me tranquilizó a mí e incluso al bravío mar. Era la misma mujer que había encontrado en medio del océano. No era una sirena, tenía piernas. Relativamente obvio.

—Soy Calipso, una oceánide. Una ninfa del océano.

Mi padre me había contado sobre ella. De nuevo, no supe si calmarme o volver a huir al mar.

4. El mar hostil [BG#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora