Capítulo 7.

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Tsukishima kei

¡¿Lo he besado?! ¿Acaso soy un imbecil? El de ninguna manera me ve de esa forma, ¿o si? Debería pensar que debo hacer para aclarar las cosas... No se que pensaba en ese momento, solo lo vi y mi cuerpo se movió decidiendo por si solo que hacer en esa situación.

El es tan delicado, besarlo me hizo pensar eso. No hay cosa que me pudiera hacer sentir como humano más sin embargo el lo hacía solo cuando estaba conmigo. Lo sentía tanto en el fondo, hubo señales, había palabras, me daba miradas, y todo ello lo ignoré porque me importaba menos lo que sentía, pero ahora me siento un maldito idiota.

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Era un nuevo día, nueva mañana, nueva historia; quería empezar con el pie derecho, ir con Yamaguchi, hablar la situación y seguir como siempre hemos estado, supuse que lo entendería porque la mayoría de las veces el me comprende.

-¿podemos hablar?- Yamaguchi había llegado a la escuela y yo lo estaba esperando en la entrada, este ignoró mi presencia.

-ey no me ignores- toco su hombro.

-¿te das cuenta de que ahora eres tu el que me sigue? Y lo peor es que tuviste que ser un idiota para hacerlo- la verdad cruda, lo dejé ir sin más, me estaba haciendo la idea de que ya no volveríamos a hablar nunca o al menos no muy pronto.

En clase seguía viendo su cabello, el lo sabía, supuse que el siempre supo de mi obsesión por verle en clase, pero cuando sonó el timbre el tomó sus cosas y salió del salón rápido. No quería verme, y estaba bien porque lo que hice no fue correcto, quizá yo era el que causa su sufrimiento la mayor parte del tiempo, ya debía ser hora de que eso terminara.

Todos regresaban a casa después del entrenamiento, Yamaguchi ya no se encontraba en su sitio, ya no sostenía mi mochila con mis cosas guardadas, ni tampoco me esperaba para irnos juntos.

Apenas pude alcanzarle de vuelta a casa.

-háblame por favor- ruego ignorando todos los intento fallidos que hice en el día.

-¿qué quieres que te diga?

-no lo sé, gritame, di que me odias, pegame, pero por favor dime algo.


-Tsuki me duele...- me ve y su cara estaba roja, sus ojos también lo estaban como si hubiera llorado mucho tiempo -me estoy derrumbando y no hay nadie que me sostenga.

Lo abracé, sentí que había algo más aparte de mi error de anoche, el estaba quebrado, un poco ojeroso, al tocar su espalda sentía la delgada capa que lo cubría, era el cuerpo de alguien rendido.

-aquí estoy, te tengo- dije a lo bajo.

-no me dejes ni aunque te pidiera que lo hicieras.

-no lo haré.

-prometelo- me miró con un destello en sus ojos.

-lo prometo.

Lo dejé en su casa, me despedí pero como habíamos tenido la promesa entonces cada mirada se volvía más real, porque el estaba y eso era más que suficiente.

Todo lo que pudimos ser. (Tsukishima x Yamaguchi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora