Sonó la campana anunciando que podíamos irnos a casa, Val recogió rápido y salió disparada, no pude tan si quiera decirle nada.
Yo también recogí y salí en busca de Jesús. No tardé en encontrarle.
-Bro, creo que lo hemos hecho mal. -dije mientras caminábamos.
+¿El qué? Explicate, Dani.
-Verás, a Valeria se le ha caído un boli en clase, y al ir a recogerlo me ha manchado la mochila. Entonces la he gritado y se ha ido corriendo. Pero claro, yo pensaba que era tinta, y cuando ha regresado le he visto la muñeca vendada. Y me he percatado de que la mancha de mi mochila no es de tinta, sino de sangre. -y tras decirlo, le miré.
+Dani, no te rayes. Si se ha cortado es porque no quiere seguir viviendo. Déjala que haga lo que quiera. A demás, si lo hiciera, sería mejor para todos. -y emitió una sonora carcajada.
No estaba de acuerdo con mi hermano, pero lo dejé pasar, lo último que quería en ese momento era pelearme con él.Vuelve a narrar Valeria.
Tocó la campana y salí lo más rápido que pude de clase. Después, me encontré a Irene. Como vivíamos por la misma zona, nos fuimos juntas.
-¿Sabes qué? Me ha vuelto a sangrar la herida en clase y sin querer le he manchado la mochila a Daniel. Me ha gritado que se la iba a pagar.
+No le eches cuenta tía, sabes que se les ha subido a la cabeza y se creen superiores.
-Ya, bueno... Oye, no te he dado mi número.
+Es verdad. Espera. -dijo sacando el móvil. -Toma, apuntalo.
Le apunté mi número y seguimos andando. Llegamos a mi casa primero.
-¿Segura que no te quieres quedar a comer? -insistí.
+Sí, Val. Otro día me quedo y quemamos tú cocina. -río.
-Esta bien... Luego hablamos.
Le proporcioné dos sonoros besos en las mejillas y entré a casa. La herida no había vuelto a sangrar, menos mal.