Capítulo Seis

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Un couple lascif s'asseoit sur la mousse,

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Un couple lascif s'asseoit sur la mousse,

Comme pour goûter d'anciennes douceurs.

Tercera Estrofa; Segundo Verso

Después de un placentero fin de semana, con una cena que resultó más agradable de lo que habrían imaginado, ellos se despidieron en la puerta de la tienda de antigüedades y volvieron al trabajo, de una forma mucho más sutil que su saludo de la misma noche. No obstante, la enorme sonrisa en el rostro de Sakura la dejaba en evidencia. A pesar de la mala impresión que habían tenido al principio de la velada, prefería mantenerse con la idea de que no debía juzgar demasiado pronto la situación. Así, se permitió a sí misma volver a la rutina del trabajo, dejando pasar los días, charlando con las enfermeras en su estación, manteniéndose a la espera de nuevas órdenes. Cierta rubia decidió, entonces, llamar a su alumna favorita a la oficina de la jefa del hospital, donde una joven de cabellera rosada se presentó inmediatamente. Su uniforme, impoluto como toda ella, le daba un aspecto formal, aunque adorable. Tsunade había pensado en más de una ocasión que se vería mejor con una bata, pero ya no se atrevía a repetirlo. Al final, había sido la decisión que ella tomó.

―Recibí una llamada ―la mayor decidió romper el silencio de forma directa. Se mostraba un poco seria y parecía dudar en continuar, pero soltó un suspiro―. Al parecer, el ejército sabe que volviste a casa y querían saber cómo te encontrabas ―Sakura apretó la mordida.

―¿En verdad es eso lo que le dijeron? ―soltó, incrédula.

―Me tomé la libertad de simplificarlo ―admitió, sin arrepentimientos―. Sakura, ellos querían saber si te encuentras recibiendo algún tipo de atención.

―No creo que sea necesario. Ellos se aseguraron de poner a mi disposición toda la ayuda que consideraron, en su momento ―se encogió de hombros, evidentemente tensa―. Me dieron de alta, no puedo imaginarme un motivo para hacer esa llamada.

―Resulta que conozco a la persona que hizo la llamada ―continuó, apoyando sus manos en el escritorio―. Cuando le dije que estabas trabajando aquí, tomó la decisión de contarme los detalles de tu baja ―la enfermera dio un respingo al escucharla―. Yo no tenía intención de escucharlo de otro medio, pero tal parece que hay cosas que ni siquiera tú podrías contar.

―¿Quién hizo la llamada? ―era una chica lista, Tsunade siempre lo había sabido, así que no pudo evitar sonreír un poco ante su pregunta.

―Teniente coronel Mitarashi ―respondió, tranquila―. Al parecer, está en una etapa de su recuperación en la que debe reconciliarse o, como mínimo, pedir perdón. No estoy interesada en los pormenores de su locura, pero estaba buscándote.

―Yo terminé toda relación con Anko Mitarashi el día que dejé el cuartel militar ―dijo, apartando la mirada de ella.

―Me alegro, Sakura ―afirmó―. No obstante, espero que puedas comprender que me tomaré algunas reservas en cuanto a tus actividades.

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