La noticia

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-Sr Berent, lamento decirle que el diagnóstico de su madre, es una enfermedad llamada Síndrome de Wernicke, y no es muy alentadora, pues necesita vigilancia, y puede ser mortal. Incluso puede ocasionarle daños en su cerebro, pero debe tener esperanza. 

Me quedo en shock, a unos centímetros de mi propia locura, salgo huyendo de ese sitio, voy sin rumbo con una botella de Whisky en la mano y la cabeza agachada, con una idea inusual.

Mi conciencia me dice que no arruine lo que podría ser hermoso. Pero a estas alturas ya nada me importa.

Quiero ser un loco, finalmente creo que eso me alejaría de todos los males que me pasan, e incluso podrían llevarme a una clínica de rehabilitación y podría vivir con otros locos que no tienen que levantarse todos los días preocupados al no saber qué harán por ayudar a este miserable mundo y a su familia.

Comenzaré mañana, balbucearé cosas sin sentido y creeré que vivo en la Luna.

Quizás eso es estar loco, porque la verdad no lo sé.

Supongo que no hay un libro para ser loco, simplemente debo hacer cosas estúpidas.

Decir mi nombre al revés, no saber qué día es, correr en círculos, gritar con todo el dolor que he acumulado durante años. 

Sé que si lo hago, me distanciarán de mi familia, pero lo más importante es que estaré lejos de lo esclavizante que es la vida, de lo inocentes que fueron mis deseos un día, del despertar y no saber qué hacer.

Seguramente, mi familia será ayudada y sustentada por el gobierno, o una de esas organizaciones especiales de apoyo, que a su vez que crecen, crecen el doble las personas que necesitamos de ellas.

Me declaro loco, por propia voluntad, porque a veces, no hay escapatoria, sino huir.

Un loco y su realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora