Capítulo 6

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Las gotas de lluvia caían con suavidad, que apenas cubría el pasto y los arbustos en sus alrededores, sólo se oían aquellas gotas golpeando las hojas y los pasos de la gente yéndose del lugar, en ese mismo estaba Keiko sentada en un pequeño banco, con un vestido negro y su pequeño hijo abrazado a ella. El pequeño sollozaba sin cesar llamando a su padre una y otra vez, pero la mujer no soltaba alguna lágrima, seguía sin poder creer aquella tragedia. Frente a ellos, estaba la tumba recién tapada con la tierra que hace unos momentos había sido cavada, sintiendo el dolor más grande que haya podido tener en su vida, o uno de tantos. Mientras ella seguía en sus pensamientos, se alarmó en cuanto sintió una mano colocarse en su hombro, ella no volteó al instante, sino hasta que escuchó aquella voz. Keiko miró fijamente a aquella persona, lo primero que detectó fueron sus ojos, unos ojos que ella al verlos, se estremeció, abrazó fuertemente a su hijo, sintiéndose en peligro, fue entonces que, ella se dio cuenta.

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El agua de la olla comenzaba a hervir, sacando vapor de la misma, en cuanto Bernadette quitó la tapa ese mismo vapor llegó a su rostro, sintiendo el calor que despedía.

—Espero que le guste el té

—Oh, es algo que me encanta, sé que será exquisito siendo preparando por unas manos como las tuyas— Rió Eikan amable.

—Cielos, ni si quiera lo ha probado aún — Comenzó a reír igual que Eikan.

Bernadette tomó una de las tazas pequeñas,  sirviendo el té ya echo, disolvió algo de azúcar y lo puso sobre un plato, dándoselo a Eikan y este con mucha atención y caballerosidad lo tomó.

—Bien, aquí tiene, 'Té Masala Chai', aprendí hacerlo cuando estuve en la India

—Increíble, estuviste en la India— Tomó un sorbo— Vaya, está más delicioso de lo que pensé— Puso la taza sobre la mesa, llevando las manos sobre su regazo.

—Me faltó sólo el jengibre, pero, creo que no está tan mal

—Tonterías, está muy bien. Ahora que recuerdo hay una mujer aquí en nuestro pueblo, que viene de la india, de hecho asiste con Keiko a la asociación de mujeres. Y ahora, si no me equivoco, ella debe estar por llegar.— Estiró su brazo para quitar el borde de su camisa que cubría su reloj de mano, y con un seño fruncido, trataba de ver la hora que marcaban las manecillas.

—Sí, eso creo. De hecho se supone que yo ya no debería de estar aquí.— Alzó las manos, expresando su preocupación.

—Pero querida, ¿Olvidas que le dirás nuestra sorpresa?— Soltó una risa al guiñar su ojo, haciendo a Bernadette sonreír.

—Oh, señor Eikan, me siento apenada con usted— La joven puso las manos sobre la mesa, jugando con sus dedos entonces.

—¿A qué se debe muchacha?— Se ceja se arqueó, y tomó otro sorbo de té.

—Es sólo que, usted es tan amable y yo, lo traté mal, creo que mal interpreté las cosas, le pido me disculpe.

—Ah, no pasa nada, la culpa fue mía— Eikan acercó su mano a la de Bernadette, tomándola.

—Pero, creo que la señora Keiko no piensa igual, aquella mirada cuando fue por mí, parecía muy enojada-

—Oh mi pequeña— La interrumpió Eikan— Keiko...— Hizo una pausa.

Toru siguió escuchando aquella plática, dónde él comenzó a recrear las imágenes con la perspectiva de otras personas, aquello no se lo había dicho Haruma, pero posiblemente habría sido porque no estaba del todo cerca, entonces al comenzar a hablar Eikan, Toru trató de ir hilando más cosas.

A la Luz de las Velas [Chinchikurin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora