Oscuridad Indestructible

№11 "Plan para recuperar lo que fue mío"

Estaba cansada de que los obstáculos siempre me vencieran, era como si mi vida fuera un libro aburrido dónde capitulo tras capitulo nada pasaba, nada avanzaba como debería. ¿Es posible que una farsante pueda quedarse con lo que es mío? Me quedó pensando en Biel y en Balam y debo admitir que creía que Biel siempre sería para mí, pero enrialidad solo éramos amigos, amigos y nada más, nunca hubo nada entre nosotros, y ahora comienzo a sentir cosas por Balam, es como si su sola presencia me hiciera hablarle y decirle todo cuánto siento y es algo que no pasaba con Biel.

—Yo te apoyaré dice Balam acariciando mi espalda

Lo miro a los ojos, a esos ojos llenos de sangre y no puedo evitarlo, besarlo, es como si hubiera un hechizo, como una bruja puede sentirse hechizada?

—Se que puedes vencerla, ella no tiene lo que tú tienes, tu puedes vencerla sola, si de verdad quieres recuperar lo que es tuyo debes hacerlo con todo y lo que tienes

—No comprendo de que forma podría hacerlo

—Es algo que te dejaron tus padres no?

Con todo el valor del mundo decido enfrentarme a Terra, quien por supuesto se burla de mi aún sin reconocerme

—Sin ningún tipo de poder o habilidad, trato de destruirla lanzandole cosas, pero ella termina pateandome, básicamente ella me gana

Frustrada regreso, —¿Cómo es posible que ha vuelto a ganar?

—Bueno fue tu profesora, dice Balam.

—Tu de verdad me quieres ayudar? Respondo

—Claro que si

Me abraza y siento calma, hasta que siento una punzada en la espalda, me doy cuenta que me ha apuñalado

—Creo en ti, te quiero ayudar, pero no debo dejar que ganes, no debes mover un solo debo linda

Mis ojos se quedan observandolos tranquila, hasta que consigo salir de mi cuerpo y me encuentro con Samara —¿Que haces aquí?

—Siempre lo supe, soy Samara tu ángel guardián, aparecí en tu camino para ayudarte, y te seguí de vuelta. Los demonios tienen que hacer su trabajo, aunque ellos puedan enamorarse están condenados a hacer lo que su creador les mando a hacer, yo soy Samara angel guardián de Drucsilla, estoy para protegerte, y tú no morirás, aún no y eso ni tu ni yo, ni ninguna deidad lo decide más que la muerte, y me ha dicho que aún no te toca

—No es esto más sencillo?

—Druscilla, tu naciste para brillar, no importa quienes fueron tus padres o lo que hicieron ahora lo que importa eres tú.

—Gracias —digo ahora con valentía

—Abro los ojos en mi cuerpo y lo beso, ignorando el dolor y la sensación de perdida de sangre, puedo sentir la fuerza, puedo sentir la energía al besarlo

—No quieras matarme, digo sacando lo que me había clavado y mientras digo —"Tu no tienes poder sobre mi" siento mi espalda reparandose, como si mis propias palabras fueran lo suficientemente mágicas y convincentes.

En eso vuelvo a enfrentarme a Terra

—Porfavor un duelo más

—Otra vez tú? No te basto con lo que te hice? Encima regresas? Acaso quieres morir?

—Una verdadera Diosa no hablaría así maestra. Vengo a reclamar lo que es mío

—Y que crees que es tuyo

Sonrió —Esto, el trono, este no te lo di, este me lo quitaron, y se que no fuiste conciente de eso

La ataco con mis poderes, no necesito si quiera mover un solo dedo para levantar una piedra gigante y tirarla sobre ella pero en ese momento ella la destroza en pedazos como si fuera cualquier cosa frágil

—Ah no ser qué

—Si?

—Todo este tiempo lo supiste? Incluso cuando me desterraste, tu no lo olvidaste

—Bueno ahora que ya lo sabes, supongo que ya no hay nada que fingir, hice un pacto con tiempo para que me ayudara con esto. Las cosas se dieron, nunca pude creer que una niñata torpe como tú fuera la líder, tu? Tu que llegabas tarde a clases por estar en las otras clases? Tu que no mostrabas ninguna habilidad buena, el trono debería de ser de alguien que si sepa cómo manejarlo

Enfurecida, camino hacia ella, y la levanto del mentón ¿Dime porque lo hiciste?

—Tu ni siquiera querías ser la líder o si? Tenías dos mundos por qué preocuparte y dejaste uno, que problema habría si dejabas otro? Tu no perteneces a nuestros mundos, acéptalo no perteneces a ninguno

—Tu no me dirás a dónde pertenezco

Le rompo el cuello y la mato destrozando su cuerpo al dejarla caer a metros de distancia

Enseguida recupero lo que fue mío