Me estresaba tanto hacerme cargo de hechizería, pensaba que un solo mundo era lo que necesitaba, pero era como si ser la líder de todo un universo no fuera para mí, cualquier otro lo haría mejor que yo, incluso me he reunido con Alabaster y se lo bien que le va por no mencionar que le va bastante mejor que a mí, al parecer es lo que siempre soñó; yo nunca tuve la oportunidad de soñar con algo, nunca tuve ese privilegio, siempre fui la hija de los grandes dioses, la hija que algún día los supliría, soñar o ver en qué podía ser buena no tenía caso y por lo mismo jamás le di mucho interés y ahora que estoy en la cima del estrés absoluto solo quiero bajar un poco. Aprieto con fuerza el collar que me dió mi madre recuerdo el ayer, recuerdo cuando desaparecí del cuarto de Biel, aunque el sea un demonio siempre será mi ángel guardián, quiero caminar entre las sombras, quiero perderme entre los considerados "normales" quiero dejar que la sangre avive el fuego en mi interior; escucho los rumores y soy conciente de que Andrómeda hará una fiesta, vaya vampiresa tan torpe, a invitado a todos, y muchos que conozco de la escuela parecen querer ir, creo que me vendría bien acercarme con los míos aunque ya no sea su diosa sigo siendo una de ellos, me pongo un vestido negro de lo más elegante corto por delante, largo por detrás me pongo mi labial rojo y delineó mis ojos para resaltar el violeta de mi mirada, ondulo mi pelo lacio y aparezco en la fiesta, todos parecen divertirse, Blasina, Anís, Doroteo, Cilso y como olvidar a Erlinda la más popular entre todos los vampiros por aprender mejor que nadie, por ser la típica alumna ejemplar y brillante, me río al ver lo torpe que es con ese escote pronunciado, esos labios negros y ese cabello rojo, moviéndose de un lado para otro tratando de llamar la atención, lo último que recuerdo de ella fue que fracaso, era la mejor piedra entre todos y termino siendo un diamante físico deslumbrante solo por fuera pero sin ninguna belleza o cualidad interna ya que tiempo después se supo lo tramposa que era, para sorpresa de todos se descubrió que ella tenía un talento inato para hacer trampa, suena una canción que me teletransporta al olvido "Hurts like hell" y todos los vampiros comienzan a bailar, la sensación de pasar desaparecida gracias al hechizo que puse en mí me hacen soltar una lágrima, como deseo que esto sea real, que nadie me conociera, ser invisible, ser como cualquier otro
—¿Me permite bailar esta pieza?
Levanto mi rostro y observo a un vampiro con ojos verdes, el pelo castaño en rulos naturales, largo acariciando su espalda y sus brazos duros en buena forma, le entrego mi mano en respuesta a su petición y en el primer segundo de nuestra danza, siento como la brisa de la oscuridad me envuelve por completo, dejo de ser diosa, y me convierto en Drusilla, la chica que siempre quise descubrir. Pronto siento la melancolía, me pierdo en la naturaleza hipnótica de los ojos de este desconocido, quizás mi destino jamás fue ser diosa, si solo supieran que esto enrialidad tampoco es fácil, son solo mundos, mis pies dejan el piso y comienzo a bailar con este vampiro en el aire, para nadie es sorpresa, los vampiros no poseen poderes, no poseen la magia pero tienen habilidades, habilidades para cazar, cada uno tiene una y entre ellas hay ciertos trucos que un humano no puede hacer pero uno que no lo es puede que sí.
—¿Alguna vez te he visto?
Me pregunta el hombre que me acompaña en estos momentos de melancolía
—Yo creo que no —Sonrio, porque se lo altamente probable que sería si me conociera, si en verdad me conociera
—¿Drusilla? —Antes su voz era tierna y ahora lo dice con un tono claro y firme
Mi mirada es de sorpresa, lo observo y el sonríe
—¿Crees que eres la única que puede esconder quien es?
—¿Cómo sabes mi nombre? —Digo sin ocultar mi identidad
—Porque yo sé muchas cosas. Soy Balam
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Oscuridad Indestructible
FantasiSegundo libro de Oscura seducción sangrienta prefacio Brindame un deseo porfavor. Era lo que pedía en silencio, solo eso y nada más quería tener la dicha de revertirlo todo, después de las catastrófes solo había una cosa, sueños, esperanzas, de las...