Sweet Night

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-How could I know, that one day I wake up feeling more- V

Cinco

Fue la edad en la que Minho conoció a la persona más importante de su vida: Jisung.

Era surreal que tan bien recordaba ese momento. El siendo un mocoso de cinco años, columpiándose, riendo sin ninguna preocupación en la vida. Era verano, y ese día, el calor era insoportable, el cielo estaba despejado, y había vendedores de helados en cada esquina del parque.

Su mamá lo esperaba sentada, leyendo, de vez en cuando levantando su vista, para cerciorase que siguiera ahí.

Siguió columpiándose, cada vez más alto y fuerte -lo más alto y fuerte que sus debiluchas piernas pudieran- y lo próximo que supo, era que se encontraba con la cara en el suelo, sintiendo como su boca se llenaba de tierra y pasto.

Aturdido, se levantó, respirando para evitar llorar - ya era niño grande, y los niños grandes no lloran- cuando escuchó pasos rápidos, supuso que se trataba de su mamá.

— Oye, niño, ¿estás bien? — escucho una voz a su lado. Giró su cabeza para encontrarse con un niño un poco más alto y delgado que el, cabello azabache. Parecía una ardillita .— ¿Te quedaste sordo? Esa caída si que fue bastante fuerte —siguió el chico al no tener respuesta alguna.

— Estoy bien — dijo después de salir de su aturdido estado.-

— Eso es bueno — sonrío — Soy Jisung. ¿Quieres ser mi amigo?

— Soy Minho — dijo con una sonrisa en el rostro, aún lleno de tierra, ya ni sentía dolor — Claro, seamos amigos. Tengo 5 ¿y tu?

— Hola Minho, tengo 6 — dijo Jisung, alzando su mano, en forma de saludo — ¿Quieres ir a mi casa a jugar? Mamá me compro unos legos.

— Si quiero ir — dijo para luego hacer una mueca — Tengo que pedirle permiso a mi mamá- giró su vista a ella, que ya se encontraba viéndolos, curiosa.

— Podemos preguntarle los dos — dijo con una sonrisa maliciosa — Así no podría decirte que no — tomó su mano y comenzaron a encaminarse hacia su mamá — Ahora, pon tu mejor cara de cachorrito triste

Sobra decir que ese día, su madre lo había dejado ir con el pelinegro, y se había ganado un integrante más a su familia.

Cuatro

Fue las veces que toco el castaño, mientras rodaba los ojos, antes de que su mejor amigo le abriera la puerta.

El chico, ahora peli azul , le sonrió en forma de disculpa — Lo siento, Min, mi alarma no sonó — dijo cerrando la puerta de su casa.

— Tienes suerte de que te quiera mucho — dijo bufando a su lado, antes de ver su reloj. Aún tenían tiempo para llegar a clases — Y de que no vivamos tan lejos de la preparatoria — observó el perfil del chico, quien con el paso de los años había cambiado.

Su rostro estaba mas perfilado, había crecido, viéndose alto- no tanto como él, Minho aún le sacaba unos centímetros- su voz, se había vuelto solo un poco más gruesa, no lo suficiente para hacerlo ver muy masculino, pero tampoco lo suficiente para escucharse femenino, simplemente, era una hermosa voz.

Todos los días, desde que cumplieron 11 y 12 años, caminaban juntos para ir a la escuela. Minho vivía a dos calles de Jisung, así que, todos los días, sin falta, recorría esas dos calles para llegar a la casa de su mejor amigo, si tenían tiempo, desayunaban en su casa, si no, se iban directamente a la escuela.

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