Capítulo 27: Cumpleaños feliz

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Oliver Starlight

Cuando descubrí que Teo jamás ha celebrado su cumpleaños me sorprendí mucho. No puedo creer que los ángeles no lo celebren, él pobre de mi chico ni siquiera sabía cuándo cumplía años. Todos tienen el derecho de celebrar su día especial es como un derecho básico. Por eso siento la obligación de hacer de este cumpleaños inolvidable.

Planear su cumpleaños fue una tarea muy complicada en especial porque quiero hacerlo muy especial y termino siendo muy crítico con mis propias ideas. Opte por algo simple y no muy elaborado para que de esa forma él no se sienta abrumado bajo toda esa atención.

Haremos un pequeño road trip para llevarlo a una pequeña playa que está algo aislada y es muy poco concurrida. Él ha querido conocer el mar desde que vio un documental sobre la historia del surf. Además, sé que le encantara porque adora ponerse a tomar sol y no hay mejor lugar para hacerlo que en la playa.

—Buenos días cumpleañero. —lo despierto con una bandeja llena de panqueques con pasas, sus favoritos.

La habitación la tenemos algo desordenada con algo de ropa tirada en el suelo y unp ar de platos sucios sobre la mesa de noche. Pero la planta que compramos sigue viva y verde junto a la ventana, me sorprende lo mucho que ha sobrevivido.

—Son días porque bueno estás tú. —me responde sacándome una risa.

—Apresúrate a comer porque tengo algo planeado. —le digo sentándome junto a él en la cama

—Te dijo que no quería nada. —se queja

—Lo sé, lo recuerdo, pero no me pude resistir. Lo siento. —me disculpo sacando mi mejor sonrisa

—No me puedo enojar con esos bonitos hoyuelos. —me dice —¿Qué es lo que tienes planeado?

—Es una sorpresa, pero te daré una pista: necesitaras tu traje de baño. —le respondo

Terminamos de comer y lo arrastro al auto antes de que cambie de opinión y quiera invernar en el sofá junto a bowl de cereal. Conduzco con la música a alto volumen mientras cantamos a todo pulmón y sintiendo el aire en nuestras caras.

El camino es bastante animado y divertido. Ni siquiera me di cuenta en qué momento Teo hizo sándwich para que comiéramos. También nos pusimos a bromear en la estación de servicio ocasionando que el vendedor se enojara con nosotros.

Llegamos al lugar. La playa luce hermosa, la arena dorada adornada con pequeñas piedras de colores que resaltan bajo el brillo del sol. Unas palmeras que miden 20 metros y con enormes hojas verdes que producen una agradable sombra. El mar haciendo pequeñas olas con la bella agua de tonos turquesa. Y sin ninguna nube en el cielo, solo un inmenso celeste en el que se pierde tu mirada.

—Esto es hermoso, gracias. —me agradece lanzándose sobre y haciendo caer en el proceso

Nos reímos y llenamos de arena. Luego me pongo de pie y lo ayudo a ponerse de pie a él también, para después sacudirnos la arena.

—Y aún falta la mejor parte ¿Ves esas cosas parecidas a paracaídas? Pues haremos eso, parapente. —le cuento y el se queda embobado viendo los paracaídas que se miran a lo lejos —Sé que no es como solías volar, pero es lo más similar que encontré.

—Eres el mejor, gracias. —me vuelve a agradecer y a llenarme de besos, los cuales recibí gustoso cada uno

Subimos el gran risco, fue algo agotador, al menos para mí, porque Teo no luce cansado en absoluto. Por fin llegamos a la cima, el instructor comienza a explicarnos que es lo que debemos a hacer y a darnos las indicaciones correspondientes. Por la mirada de mi novio puedo notar que está muy ansioso y ya se quiere lanzar, posiblemente no está escuchando nada de lo dice el instructor.

Escapando del paraísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora