"Gris"

Capítulo 2 "Lluvia"

No puedo creer que alguien realmente se presente como si nada y pregunte mi nombre. No puedo creer que exista una sola persona en el mundo interesada en hablar conmigo y conocerme. He pasado toda la vida sin ser notada y...

No seas estúpida, sólo quiere saber tu nombre, me recuerda mi conciencia.

–Gris, me llamo Gris–respondo de espaldas a él.

Este ha sido uno de los momentos más incómodos de mi vida, el interactuar con los demás no es lo que prefiero, así que salgo de allí de una vez, sin pensarlo. En el pasillo todavía está Amor, me observa, al parecer confundida, pues claro, estoy saliendo del baño de los chicos. Puedo notar que cambia su expresión, al mirar hacia atrás puedo ver a Zayn salir por la misma puerta que yo. En cuestión de segundos tengo a mi hermana encima, se que esto no va a terminar bien, siempre es igual.

–Estás completamente loca–pronuncia cada palabra con detenimiento. Un grupo a mi derecha murmura sobre la escena–¿Estás con él? ¿Lo conoces?

–No, me confundí y entré en el baño de los chicos–ella sujeta mi brazo con fuerza y me sacude levemente–Suéltame ya, no se te olvide que soy la mayor.

–Eres un bicho raro, por eso no tienes amigos–habla relajada, como si no fuéramos nada–Mira que ahora también juntarse con drogadictos.

–Eres tan insensible, yo soy un bicho raro, pero tú eres una copia de todos aquí. Además no sé de qué hablas–respondo para intentar seguir mi camino, pero ella me detiene.

–Gris, más te vale que no te estés juntando con él–suelta una risa sarcástica–No lo puedo creer, escondida en el baño haciendo Dios sabe qué...

–Déjame en paz–subo un poco la voz–no te metas en mi vida, es problema mío con quién ando o no, te pasas todo el tiempo en lo tuyo y jamás te acercas ni para preguntar qué tal estoy, así que mejor sigue con tu vida.

Mis ojos lucen brillantes, tengo ganas de llorar, estoy molesta. Mi hermana suele ser la persona más horrible del mundo cuando quiere. Yo no merezco esto, me he quedado en la sombra toda mi vida, nunca he reclamado nada, la he dejado brillar tanto. Mi vida es horrible, odio cada minuto, cada segundo. Siento vergüenza, nadie puede mirarme con normalidad.

Olvido por completo el resto de las clases y corro, voy al segundo lugar que me tranquiliza: la azotea. El edificio es grande y me resulta reconfortante observar todo desde allá arriba. Al llegar siento que el aire se pega en mi rostro y por alguna razón, me siento viva. Estoy completamente hecha para esto, para la tranquilidad, la soledad.

Hay días en los que, simplemente, no logro encontrarle sentido a la vida. Se repite el mismo ciclo indestructible de la monotonía y con él, algo nuevo se va rompiendo dentro de mí. Hace años comencé a sentir como una a una, todas las cosas que importaban se iban, la familia, los amigos, el amor. Quizás hasta yo misma me he perdido, aunque no estoy completamente segura. Lo peor de todo es que no siento nada. Me acostumbré tanto a esto, a veces es como si el mundo se me cayera encima, pero recuerdo que no tengo un mundo. No entrego nada, porque no tengo a nadie y pues tampoco recibo, sólo unos dos que tres insultos, entonces me pregunto: ¿Qué hago aquí?

Todo es tan pequeño y tan insignificante acá arriba. Respiro profundo, pienso en lo que ha pasado en el día y recuerdo que soy invisible, mañana nadie recordará nada. Miro hacia los lados y no puedo evitar sentirme sola, como siempre. Nadie se imagina lo que significa no tener apoyo, no tener amigos. Van por el mundo haciendo daño para sentirse superiores.

–Si tan solo pudiera ser igual que los demás–pienso en voz alta, en el fondo, siento que quizás yo sea la rara.

–Lo siento, siento lo que te hizo tu hermana–puedo notar que Zayn está a mi lado y brinco en poco en el lugar porque me sorprende, ahora me persiguen drogadictos.