Capítulo 4 "Peter"

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Han pasado dos días, no me he vuelto a encontrar a Zayn en el pasillo. Siento mucho haberlo dejado así, pero no pude evitar sentir vergüenza. Nunca he sido una mala persona y todo el tiempo que se acercó, lo único que hice fue llamarlo drogadicto, supongo que me estoy convirtiendo en una más con tanta gente hueca alrededor.

Ya es de tarde y estoy en la biblioteca ordenando un poco y pensando en lo mucho que todo ha cambiado. Los rumores sobre mí no se terminan. Alba sigue presionándome con lo del concurso. Tengo un montón de trabajos por hacer y mis padres no me llaman. Amor por otro lado sigue de insensible. La chica de la biblioteca desapareció. Ahora todas las mañanas me encuentro en el pasillo al chico guapo, incluso en ocasiones siento que me persigue, eso me preocupa un poco, no quiero más problemas con nadie.

Termino lo que estoy haciendo y me aseguro de que todo esté en orden. Tengo suerte, no es mucho el trabajo, además la Señorita Lucía me cae muy bien. Al ser esta una universidad tan prestigiosa, tiene códigos de conducta que se deben respetar. En otros lugares pasas desapercibido, pero no aquí. Año tras año, hombres y mujeres se gradúan para trabajar en las empresas más prestigiosas o llevar incluso su propio negocio. La disciplina es esencial.

Me apresuro porque tengo ganas de tomar un baño, me pregunto si Amor estará en la habitación. Abro la puerta y con suerte estoy sola. Tiro el bolso sobre la pequeña cama y busco unas toallas. Una vez en el baño suelto mi pelo y dejo que el agua caliente me ayude a sanar. El olor a vainilla del champú me trae paz, cepillo mis dientes y salgo envuelta en una toalla para vestirme.

–¡Peter!–grito al ver al novio de mi hermana en su cama. Regreso al baño de inmediato.

–Perdón, creí que este era el cuarto de Amor. Se ve exactamente igual–este estúpido.

–Sí, es su cuarto–respondo furiosa–pero también es el mío. Soy su compañera.

–Nunca te había visto.

–Claro que no–hago una pausa y recuerdo que sigo en el baño–Peter–tomo aire y valor–puedes por favor traerme el pijama que está encima de la cama.

–¿El de rayas negras y blancas?

–Si, ese mismo.

–Toma–abro un poco la puerta y me visto a la velocidad de la luz. Luego salgo.

–Disculpa, no era mi intención encontrarte así, no sabía–lo interrumpo.

–Claro, supongo que mi hermana no te habló sobre mí–me observa confundido y yo extiendo la mano–Mucho gusto, mi nombre es Gris, soy la hermana de Amor. Ahora que nos conocemos te pido que salgas de aquí y nunca jamás vuelvas.

–¿No sabes cuándo llega Am... tu hermana?

–No, ni me interesa–camino hasta la salida y lo invito a marcharse.

Una vez se ha ido, tomo mi laptop para realizar alguno de los trabajos con atraso que tengo. Me distraigo un poco al inicio, es que estoy leyendo un libro que me encanta. Media hora más tarde el hambre llega. Recuerdo entonces que por andar tan ocupada olvidé cenar algo. Me pongo mis pantuflas, agarro las llaves y me dirijo a la máquina expendedora más cercana. No me preocupo por mi aspecto ya que a estas horas nadie está en los pasillos.

Satisfecha, regreso a mi cama. El tema resultó ser sencillo e interesante. Amo esos trabajos entretenidos, hay algunos profesores con muy malos gustos. Mojo mi cara unas tres veces durante quince minutos, pero al final el sueño me vence. Me quedo plácidamente dormida, estoy cansada y mañana será otro día.

[...]

Me dirijo temprano a la cafetería. Voy vestida con mi suéter de capucha negro y unos jeans un poco rasgados. Hoy me sentía bien, así que por eso me vestí así. Acomodo mis lentes nerviosa al pasar por delante de un grupo de chicos, bajo la cabeza porque es costumbre, aunque es un gesto innecesario ya que jamás me notan.

"Gris"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora