05 | la propuesta

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| La propuesta |

"Te amo"

Rose se arreglaba tranquilamente el vestido sobre su cuerpo. Estaba tan feliz y emocionada que nada ni nadie podría arruinarle el día.

Cumplía 3 años de relación con Tom, y ambos habían acordado hacer un picnic fuera de la ciudad.

Dio unos toques finales a su peinado y bajó las escaleras hacia la cocina, revisando la pequeña lista en sus manos cerciorándose de no olvidar nada para el picnic. Una vez terminada su labor cerró la cesta y decidió esperar a que el ojiazul pasara por ella para irse, eran las 11:15am. Escuchó el sonido de un auto parar frente a su casa, sonrió con emoción a sabiendas de quién se trataba.
Abrió la puerta sin esperar a que él tocara. Al abrir por completo lo vio ahí parado justo frente a ella, sonriendo.

—Feliz aniversario cariño —le extendió un ramo de girasoles, sus favoritos.

—Feliz aniversario para ti también, cielo —sonrió recibiendo las flores y dándose un abrazo.

Tom juntó sus labios en un tierno y cálido beso, aún recordaba la primera vez que lo vio. Caminaba sin preocupación por la calle cando un hombre le arrebato el bolso de las manos, preocupada pidió ayuda a gritos, ahí fue cuando él pasaba por ahí y la escuchó gritar. Esta de sobra decir que el corrió hacia aquel ladrón recuperando su bolso y como forma de agradecimiento lo invitó a ir por un café. Algo que los caracterizó a ambos en ese momento era que Tom siempre sacaba lo mejor del momento, siempre le veía el lado positivo a todo, era lo que ella admiraba de él.

—¿Estás lista para irnos? —él preguntó una vez ambos se habían separado del beso.

—¡Sí!, solo iré por la cesta y nos vamos —él asintió y Rose se dirigió a la cocina para agarrar la cesta que reposaba sobre la barra de desayuno—. Listo, podemos irnos.

Una vez ambos estuvieron dentro del auto, se pusieron en marcha. Cuando ya estaba por salir de la ciudad el motor del carro se detuvo, con el rostro confundido Tom bajo del auto para revisar que pasaba con éste. Cinco minutos después regresó.

—Necesitamos llamar a un mecánico —dijo mientras cerraba la puerta.

—¿Qué pasó? —la preocupación era evidente en su rostro.

—La pila se terminó, tenemos que regresar. Lo siento mucho cariño.

—No hay problema, llamemos al mecánico para que venga por nosotros.

Tom sonrió y se acercó a depositar un pequeño beso sobre la frente de su novia. Sacó su teléfono del bolsillo trasero de sus pantalones y llamó.

—Estará aquí en 20 minutos.

Rose asintió. Cómo Tom había dicho, el mecánico llegó 20 minutos después en una grúa, remolcando el auto hasta su taller. Esperando por casi una hora, el auto estaba listo.

Cuando estaban por retomar su camino hacia las afueras, al cielo de Londres le dio por llover. Tom bufó mirando hacia el cielo, ninguno de los dos se había percatado que el cielo había cambiado de color tan rápido.

—Supongo que no podremos comer fuera —Rose dijo con una voz algo triste a lo que Tom la miró.

—Tengo una idea, vamos de regreso a la casa.

Rose asintió y condujo el auto hasta estacionarse justo donde su aventura había empezado. Bajaron casi corriendo del carro ya que la lluvia se había intensificado más.

—Supongo que alguien no quería que saliéramos hoy de aquí —dijo en un tono juguetón el ojiazul y está vez fue ella quien bufó.

—Ni lo menciones, de verdad estaba emocionada de salir contigo a un picnic, ahora... Está lloviendo y todo se ha arruinado. —Hizo un puchero.

—Hey, no digas eso —Tom se acercó a ella acurrucando su rostro entre sus dos manos— nada está arruinado, podemos hacer el picnic aquí en la sala.

—¿Seguro? —preguntó acariciando las manos de Tom que aún estaban en su rostro.

—Sí, moveremos la mesa de centro y colocaremos la manta ahí.

—Está bien —sonrió mirándolo directo a los ojos.

—Bien, empecemos —le devolvió la sonrisa y dejo un pequeño besos en sus labios.

Veinte minutos después la sala estaba acomodada para su pequeño picnic, además de poner unas velas como toque extra y romántico.
Ambos se sentaron sobre la manta para almorzar a gusto, había desde pequeños sándwiches en forma de triángulos, fruta, quesos, galletas, golosinas hasta pequeñas porciones de pastel de queso, acompañado de un vino. Todo el ambiente era perfecto y muy romántico.

—¿Sabes, últimamente he estado pensando en algo? —Tom interrumpió el silencio que se había colado entre ellos mientras comían.

—¿Qué cosa? —preguntó Rose mientras dejaba su copa de vino sobre la manta.

—Hoy cumpliremos tres años de una maravillosa relación, he pensado en todo lo que hemos pasado, lo momentos maravillosos y lo feliz que he sido teniéndote conmigo —sonrió haciendo una pausa.

—Entiendo...

—Es por eso que... —metió su mano en el bolsillo de su pantalón— Hoy en un día especial para los dos, quiero pedirte Rose Miller que me dieras la oportunidad de ser tu esposo.

Abrió la pequeña cajita de terciopelo azul marino, dejando ver un pequeño anillo de plata con un diamante incrustado en él. El rostro de Rose se iluminó ante tal propuesta, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras asentía con la cabeza desconfiando de su voz. Tom sonrió.

—¡S-sí! —soltó de golpe, la emoción se notaba a flor de piel—. Te amo, te amo, te amo

Rose se abalanzó sobre el depositando besos por todo su rostro. Tom tomo su mano y dejo el anillo sobre su dedo anular.

—Yo también te amo cariño.

—¡Feliz aniversario señor Felton!

—¡Feliz aniversario futura señora Felton!

Ambos disfrutaron del resto de su picnic entre risas y pequeños besos. Sin duda seria uno de sus mejores aniversarios, sin contar los que aún estaba por llegar.

Oh my darling | One Shots | Tom FeltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora