10 | sólo soy la chica de un bar

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| Sólo soy la chica de un bar |

"¿Volveré a verte?"

La noche había caído sobre la ciudad, aquel rubio camina sin rumbo fijo por la calle. Esperaba que una caminata nocturna le hiciera olvidar todo su desastroso día.
Su compromiso se había cancelado, al parecer su novia se había dado cuenta de que lo estaba lista, justamente a tan solo unos días de la boda. Soltó un suspiro y levanto la vista de aquel sucio suelo, el destello de un anuncio captó su atención. Un bar local, no era de aliviar sus penas con el alcohol, pero en estos momentos necesitaba un trago amargo.
Al entrar se dirigió directo a la barra, sin prestar atención a las demás personas, pidió un whisky con un hielo.

—¿Ahogando las penas? —su vista dejo el vaso frente a él y lo dirigió hacia la persona que lo había llamado.

Una castaña de ojos azules se encontraba sentada a su lado, bebiendo lo que parecía ser tequila.

—Algo parecido —se limitó a contestar y bebió de su vaso.

—Al parecer hoy a nadie le fue bien en el amor —se tomó el caballito que tenía en las manos seguido de una rodaja de limón y sal —soy Sophia, por cierto.

Le sonrió —Soy Tom. —le sonrió de vuelta.

—¿Cuál es tu historia? —preguntó mientras le hacía una seña al barman pidiendo más de su bebida.

—No hay una historia —la mira.

—Todos tenemos una historia Tom.

El asiente. —Mi prometida canceló la boda, al parecer piensa que no está lista para dar el gran paso, a tan solo unos días...

—Vaya, lo siento mucho. Creo que debo estar agradecida de haber llegado tan lejos en mi caso. —el barman le dejo dos caballitos en frente y se bebió uno, como si de agua se tratase.

—¿Cuál es tu caso? —bebió lo poco que le quedaba en su baso. —Otro, por favor.

El barman se acercó a servirle más mientras esperaba a que la chica respondiera.

—Mi novio se revolcó con mi "mejor amiga" —hizo unas señas con sus dedos simulando las comillas.

—Vaya, lo siento —hizo un gesto y la chica se rió.

—Está bien, supongo que no lo quería tanto como para dolerme la situación. —se encogió de hombros y está vez fue el turno de Tom para reír.

Su charla siguió por un rato más, ambos llenando su sistema de más alcohol. Empezaron a reír sin sentido, lloraron, se reconfortaron y cuando llegó la hora de que el bar cerrara ambos se marcharon en un mismo taxi hacia el departamento del ojiazul.

A la mañana siguiente el sol se colaba por las ventanas, las cortinas del lugar estaban abiertas. Sophia fue la primera en abrir los ojos encontrando una escena de la que no se acordaba de nada.

—¡Mierda! —gritó cuando vio la hora en su teléfono, le queda solo 10% de pila además de que ya iba tarde a su trabajo.

Tom abrió de golpe los ojos cuando escuchó el gritó de la chica, sentía su cabeza casi al estallar. Parpadeó unas cuantas veces y la vio merodear por la sala en busca de su ropa. Maldijo por lo bajo por no recordar nada.

—Me tengo que ir —la escuchó mientras la veía salir de detrás del sillón colocando su blusa—. Llego tarde al trabajo...

—Espera... —la voz ronca de Tom la hizo detenerse justo cuando iba a abrir la puerta —¿Volveré a verte?

La chica sonrió. —No lo sé, sólo soy la chica de un bar.

Él le regresó la sonrisa y eso fue más que suficiente para que la saliera y se dirigiera a su trabajo.

| Años después |

—¿De esa manera se conocieron tú y papá? —el pequeño de ojos azules preguntaba mientras veía el álbum de fotos.

—Eso es raro —la niña miro con confusión a su hermano —¿Por qué nosotros no podemos ir a un bar?

La niña miro a su madre y está le regaló una sonrisa.

—Aún son muy pequeño para ir a esos lugares, cuando tengan la edad suficiente podrán ir.

—Y conoceremos a las personas con las que compartiremos nuestras vidas.

Agregó la niña más que entusiasmada haciendo reír a su hermano y a mamá.

—Pero ¿Cómo volviste a ver a papá?

—Su padre al parecer era el nuevo actor que se integraba en la serie, no lo sabía hasta que lo vi entrar al camerino. —sonrió ante él recuerdo— la noche anterior no lo había reconocido, pero era nada más y nada menos que el mismísimo Tom Felton.

—El mismo que ahora es su padre.

El rubio entro con una sonrisa en a la sala, como era costumbre la niña corrió hacia su padre abrazándolo.

—Claro, todo empezó por la chica del bar.

Los cuatro rieron a carcajadas.


Oh my darling | One Shots | Tom FeltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora