II

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Si había alguna ventaja en haber entrado en la etapa del celo desde una temprana edad, fue que esto les permitió a los gemelos observar concienzudamente el actuar de las personas a su alrededor. Los demás herederos si bien podrían haber iniciado su celo, igualmente desde muy jóvenes -y mantenerlo como un secreto-, otros sin duda no habían llegado a esa fase de la vida, ignorantes del destino que les aguardaba, y por ende sin un plan de acción. Situación que pondría en ventaja a los hermanos.

Los padres de Pedro e Itzel, enterados ya de la idea de sus hijos, fueron quienes aconsejaron a los chicos de no revelar ningún tipo de jerarquía "No es necesario siquiera decir que son alfas, estiremos el hilo lo más que podamos" había dicho su madre con secretismo pero con una sonrisa afectuosa. Su padre por su parte respiraba aliviado, esto les daría tiempo.

Cierto era, que México se caracterizaba por su posición neutral en cualquier conflicto, era una nación que solo contestaba ante ataques directos, es por ello, que durante años se habían esmerado en guardar la diplomacia y buenas relaciones. "Los desastres naturales son penosos, pero las guerras ¡Pff! Las guerras... no hay nada más costoso" solía decir el padre de los mellizos, cuando cedía ante algún capricho del país vecino, Estados Unidos. Potencia con la cual habían tenido su pasado tormentoso, y que poco a poco iba mejorando.

Y es que, en tiempos modernos, no existía mayor conflicto que las alianzas entre naciones y adquisición de riquezas por matrimonios entre alfas y omegas. Los betas no tenían ningún problema, de hecho muchos gobernantes -a excepción de las grandes potencias- deseaban tener estirpe beta, se ahorraban dolores de cabeza o escándalos, como cuando un alfa de sangre real deseaba casarse con un omega plebeyo. Y ni hablar de los omegas de la realeza, eran tan pocos los casos que metían en un embrollo al país del heredero en cuestión.

El plan de no revelar la jerarquía de Pedro e Itzel, era perfecto tanto para sus padres como para el país, y pudieron llevarlo a cabo por bastante tiempo.



Habían pasado poco más de 2 años desde el descubrimiento de las clases de los gemelos, y los otros chicos empezaron a revelar las suyas.

Alfred F. Jones, futuro gobernante de Estados Unidos de América, sonreía orgulloso a la cámara cuando en un evento grabado el día de ayer, y recién emitido, era anunciado como un alfa de primera categoría, algo muy digno para un potencia mundial. "Como alfa, prometo enorgullecer a mi nación, América, la tierra de la libertad" dijo el muchachito, quien fue seguido por una horda de aplausos.

—Bleh bleh bléh ¡Presumido! —dijo Pedro al televisor tirándole sus calcetines sucios justo en el rostro del rubio, para luego desparramarse en el sofá de la sala de tv.

—Ayer en la celebración estabas muy sonriente cuando le felicitabas —comentó Itzel provocándole, mientras jugaba con unos menjurjes en la mesita de centro.

—Es un idiota, le felicité de buena manera y me dijo "¿Estás listo para ser mi esposo?" —imitó el chico una voz gruesa y torpe.

La sonrisita de Itzel se desvaneció y su rostro se ensombreció ante el comentario de su hermano.

—Pedro... ¿Le has contado algo ya a Alfred?

—Por supuesto que no. Y ni que fuera a querer casarse conmigo, solo le gusta burlarse de mí.

—Sí... sí, tienes razón... solo se está burlando —murmuró la chica más para sí misma, pero su sonrisa no regresó en toda la tarde.



Después del anuncio de Alfred, no se hicieron esperar otros en el continente. Las naciones de Latam presentaban la jerarquía de sus herederos, no era extraño que todas las proclamaciones eran de sucesores betas. Hasta el día en que Daniel de Irala habló.

Daniel, era el futuro regidor de Paraguay, su padre falleció cuando este era apenas un niño, y el país pasó a ser gobernado directamente por su madre, la reina Keraná, una mujer de buen corazón pero un tanto despistada. Los instructores y consejeros se esforzaron por la formación de Daniel, y esto sumado al cariño que siempre le profesó su madre, lo convirtieron en el gobernante ideal para su nación. Qué dicha -o desgracia-, que él también fue un omega.

Pero él, a diferencia de los gemelos, no lo escondió. El día del informe dio un discurso muy bonito, señaló que estaba orgulloso de su posición y que el papel que le correspondía en la sociedad era de suma importancia, pidió a su pueblo que no se preocupara, él se esforzaría por ser un gobernante digno de su confianza.

No hubo una fiesta, y apenas un día después del anuncio, comenzó la movilización de las otras regiones del Sur. Reuniones con Daniel y su madre por parte de los secretarios de relaciones exteriores de otras naciones, pidiéndoles que contemplaran a sus herederos apenas alcanzara la adultez. Visitas que no cesaron hasta que se involucraron Argentina y Uruguay, y cuyos sucesores -Martín y Sebastián- eran primos de Daniel.



Alrededor de un mes de los sucesos, la familia de México fue invitada a Argentina para hablar sobre "asuntos de vital importancia", que no sería otra cosa más que un chismorreo para poner en contexto la situación del Sur y el Norte de Latam.

Estaban en una villa, muy al sur de Argentina, había diferentes cabañas donde los miembros de la familia se hospedaban, un lugar muy vacacional. Pedro salió a caminar solo por los alrededores, el paisaje nevado y el bosque le hacía recordar Canadá, pero no había anfitriones más opuestos que Martín y Matthew, como también eran opuestos los extremos en los que se encontraban ambas tierras, y qué a diferencia de donde él se encontraba ahora, en el hogar de Mattie era verano.

Al regresar a su cabaña, encontró un sobre celeste en la mesa del recibidor, adentro había una nota donde Martín lo citaba a encontrarse a las 5 de la tarde en su estancia.

—Podrías haberme enviado un mensaje por teléfono —murmuró Pedro riéndose de la dramaturgia de Martín.

Itzel iba entrando a la habitación cuando Pedro se disponía a ir a su reunión.

—¿A dónde vas?

—Martín —respondió sin más el chico.

—¿Puedo ir contigo?

—Cosas de "chicos" —recalcó enseñándole la nota donde expresamente pedían que fuera solo.

—¿De chicos omee...?

—¡No! No te atrevas Itzel —le retó apuntándole con el dedo —además Martín es beta. Y recuerda que nosotros seguimos encubiertos.

—Sí, sí, sí, te estaba probando. Me lo contarás todo después ¿cierto?

—Sabes que sí —concluyó guiñándole el ojo y saliendo de la cabaña.

Instinto NaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora