2

12 1 0
                                    


BZZZZ

BZZZZ

Levanté la mano hacia la mesita de noche, cogiendo el móvil. Me adapté a la luz del día, abriendo los ojos poco a poco. Con ellos entrecerrados desbloquee el aparato. Entré a mensajería, encontrándome con tres mensajes de personas distintas.

Viri: Gracias por cuidarme ayer, idiota

Es muy buena persona, aunque no le gusta demostrarlo en público.

Noah: Hoy, en la disco a la hora de siempre.

Henry: Hecho.

Finalmente, toqué el icono de mi madre. Lodovica Mǘller, la empresaria más exitosa de toda Suiza.

Lodovica: Debemos hablar, hijo. Es muy importante.

Henry: Te avisaré cuando tenga tiempo libre. Miraré mi agenda.

A los minutos de enviar el mensaje, vibró el móvil en señal de una respuesta.

Lodovica: No seas tan inmaduro.

Lodovica: De todos modos, avísame con antelación.

Bloqueé el móvil, enterrando mi cabeza en la almohada. Cerré los ojos, pensando en algo que me hiciera alejarme del estrés. La idea de agua caliente deslizando por mi cuerpo me quitaron todo el estrés que se asomaba por mi cuerpo.

Me deshice del pantalón de pijama y la ropa interior. Me duché rápidamente, utilizando la agua necesaria, sin desperdiciarla. Con una toalla envolviendo mi cintura, cogí un pantalón beige con una camisa blanca del armario. Al igual que unos calzoncillos de Calvin Klein.

Mis pies se dirigieron hacia el cuarto más cuidado e importante de mi duplex. El de pinturas. Me acerqué hacia el lienzo medio hecho, apoyado en un caballete. Dos personas mirándose fijamente decoraban el cuadro. La parte trasera de la cabeza de la persona era lo más grande de él. Más lejos, y lo que más destaca, se encontraba una chica pelinegra bailando pegada a alguien. Esta mirando en dirección a la persona de espaldas.

Me suena mucho esta escena ¿verdad?

No, que va. No sé de qué hablas.

Me pasé el resto de la mañana terminando el lienzo. Pintando con colores oscuros pero contrastados con otros brillantes.

-Sabía que estarías aquí- dijo una voz muy conocidas a mis espaldas, seguí centrado en mi objetivo

-Oye, me debes responder.

-Estoy ocupado, o no lo ves - le miro a la cara- creo que eres sorda, vete al oculista.

-Idiota, el oculista es para los que tienen problemas con la vista.

-Perdón, palabra equivocada - me levanté de la silla para abrazarla

-¿Quién es esa chica?- pregunta desde mi hombro

-Nadie, solo mi futura esposa- bromeé

-Me la debes presentar ¿eh?

Me senté en el suelo, cerca de la pintura recién terminada, al lado de Viri.

-Me encanta como pintas, tío

-¿El tío Paco, el que tiene cinco esposas?- me pegó en el hombro- Vale, tranquila fiera

Me quedé sonriendo, apreciando las vistas que reflejaban las gigantescas ventanas.

-¿Y? ¿no me vas a agradecer por el cumplido?

El Despertar De La NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora