En unos cortos pasos, me acerqué a una figura sentada en la cera. Una persona estaba comunicándose con ella. Mi cabeza aún no comprendía su aparición en este lugar. La última vez que la vi fue cuando se dirigió hacia su amiga de pelo azul. ignoré todas las preguntas sin respuesta conocidas para dirigirme hacía mi destino.
-..Y recuerdo que mi madre compraba unas galletas de mantequilla, pero casi nunca me las comía porque mis hermanos se las zamparon en medio segundo- prosiguió contando anécdotas al desconocido
Sin apenas estar tan cerca para ser visible ante sus ojos, la persona soltó un sonido extraño y agresivo. La pelinegra se escandalizó e intentó tranquilizarlo de la mejor manera.
-Tranquilo, no veo a nadie que pueda ser peligroso- entrelazó sus manos con las del otro- mis ojos no ven a nadie, eso significa que nadie nos está viendo.
El hombre no paró de hacer la reacción anterior, esta vez señalando hacía mi dirección. Tomé la oportunidad para alejarme de la oscuridad y ser enfocado por la farola.
-No hay nadi.. ¡¡ay!! Ese es mi amigo. No le temas, no es un perro que venga a morder tu cara y dejarte una marca de por vida en la cara la cual te creará un trauma.
El hombre le miró con cara de asustado pero ella ignoró ese gesto, empezó a dirigirse hacia mí con los brazos extendidos.
- Hola.
Le devolví la sonrisa y accedí a su abrazo. En ese instante, mi torso fue envuelto por sus fuertes brazos. Si fuera el caso de otra persona de su misma altura, se estaría ahogando. El hombre se levantó para irse. Un grito le hizo detenerse en su posición exacta . La chica que no me soltaba fue la emisora de él.
-¡¡No te vayas!! Te quiero decir que eres un amigo muy especial para mí y siempre me puedes llamar cuando necesites ayuda.
No está en sus cinco sentidos.
Tendremos que esperar y ser lentos para no alterarla, ya que tenía alcohol en su sistema.
-¿Tienes un papel?- me preguntó haciéndome volver a la realidad
Arqueé una ceja, la cual ella no evitó levantar la suya en respuesta.
-Abre el coche.
-¿Sabes que es de mi propiedad y que no me mandas?
-Déjate de derechos, abre el puto coche para buscar un papel y boli- con un simple botón del mando acepté su propuesta.
Se dirigió hacia mi coche pero en medio camino se dio la vuelta y se acercó para susurrarme en el oído, como si me estuviera contando un secreto.
-Vigila que no se vaya.
Entonces, me quedé quieto para observar al hombre. Este no se había movido del lugar, aunque en algún momento decidió hacer contacto visual conmigo. No aparté la mirada pero no evité mirarlo detalladamente. Su ropa estaba rota, con agujeros pequeños en diferentes sitios. Sus pies usaban unas sandalias y, para darle un toque más chic, unos calcetines amarillentos. La manta en sus hombros parecía recién comprada. En mi mente se pasó la idea de la pelinegra comprándole el objeto que le mantenía caliente.
-Ya está.
En la mano del hombre se encontraba un papel con unos números en él.
-Ten cuidado que haces con ese numero, no te lo quito porque sino no la podré sacar de aquí.
El dueño del papel me miró con una cara significativa.
Envolví la mano de la pelinegra con la mía y la subí al coche. Sus quejas innecesarias se seguían oyendo hasta que puse en marcha el vehículo. Durante varios minutos el silencio invadió el espacio. No había puesto la radio ya que no lo creía necesario.
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El Despertar De La Noche
RomanceNinguno de los dos protagonistas se hubiese planteado esta nueva aventura que vivirían. Ninguno de los dos protagonistas se hubiese planteado sentir estas emociones que ambos daban por perdido. Ninguno de los dos protagonistas se hubiese planteado...