Marta
Después de esperar, Santiago por fin dijo algo.
—Marisa, por favor deja en paz a mi novia. No te metas en lo que no te importa, y no la discrimines por ser mexicana, te recuerdo que tu tampoco eres puertorriqueña.
A la mujer puta no le importó lo que dijo Santiago, igual llamó a seguridad para que nos sacarán a los dos, se hizo un escándalo enorme. Pedí hablar con el gerente, para mí sorpresa Marisa era la gerente, ¿este día no podría ir peor?
Cuando otros comensales escucharon la situación, también se levantaron a exigir justicia.
—No tiene absolutamente nada de malo que la señorita sea mexicana.
—Los mexicanos no son bienvenidos a mi restaurante —dijo Marisa—. Quiero a esa bruja lejos de aquí.
Entonces Santiago agarró un plato de espagueti y se lo tiró encima a Marisa.
—¿Te crees mejor que ellos? Intenta comer unas enchiladas y después te pones a criticar. —le gritó Santiago molesto, me tomó de la mano y salimos.
Yo lo miré impresionada, jamás me imaginé que hiciera y dijera eso.
Le aplaudí y lo felicité por lo que hizo. Salimos muy sonrientes de ahí. Santiago me llevó a una pizzería.
—¡Estuviste increíble! —exclamé—. No lo puedo creer.
—No, tú estuviste maravillosa, cariño. Marisa era la mujer más atractiva en la universidad, hasta que un día una mexicana le quitó al novio, desde ese día odia a México, pero estoy seguro que el resto no te hará lo mismo. Lamento esa mala experiencia, no sabía que ella trabajaba ahí.
—Eso explica su trauma de la pobre.
Sabía que llegando a México confesaría la verdad y Santiago no iba a estar para nada contento. ¿Sería homofóbico? Tal vez no le moleste andar con una mujer trans, pero ¿qué estoy diciendo? Por supuesto que va a enfurecer. Como desearía que eso nunca pasara.
En nuestro siguiente día de vacaciones, Santiago me llevó a un lugar llamado "El morro", se me hizo extraño ese nombre, creí que se trataría de una simple piedra, pero no, era un hermoso castillo al lado del mar el cual tenía como nombre El castillo San Felipe del Morro que se trataba de una ciudadela española. ¡Wow, parece que los mexicanos no fuimos los únicos conquistados por España! Eso me puso a pensar en que aún me faltaba mucho por conocer de la vida.
El morro servía para proteger a la ciudad de San Juan de los ataques marinos. Me encantó tanto el lugar que decidí tomarme una foto con Santiago en ese mismo.
Me pareció una de las atracciones más bonitas de San Juan, para mí era asombroso.
En la noche estaba por dormir al lado de mi sabroso novio, no sin antes darle un beso.
—¿Qué haremos mañana? —pregunté emocionada.
—Oh, eso es una sorpresa, mi vida. Ya verás las maravillas turísticas que abundan en Puerto Rico.
Sonó mi celular, era Maggie, salí de la cabaña para contestar, sabía que se trataba de algo urgente para llamar a esa hora.
—Marta, te tengo un chisme enorme.
—Amiga, no puedes llamarme tan tarde para esto, estaba a punto de comerme a Santiago y me interrumpiste.
—¡Atrevida! —respondió riendo—. Bueno como sea, tienes que saber lo que Victor me contó y te conviene saberlo ahora.
«Doña Virginia estudiaba pedagogía en Puerto Rico, pero se vino de intercambio a la Ciudad de México, estando aquí sufría mucho bullying la pobre, entonces un chico de la licenciatura en gastronomía comenzó a defenderla, cuando terminaron la universidad, ambos se casaron y el Chef Alfonso Suárez era el mejor de todo México, incluso participó en programas de televisión. Mientras la licenciada Virginia trabajaba en una escuela, ahí conoció a Víctor, el pobre la estaba pasando muy mal, pues sus padres eran bastante estrictos y agresivos con él. Entonces Doña Virginia y Don Alfonso lo adoptaron, pero se iban a meter en problemas si se quedaban en la Ciudad de México, por eso se mudaron a Quintana Roo y pusieron un bar. Victor creció con sus padres adoptivos, a la mayoría de edad él quería ser doctor, pero reprobó y lo sacaron de la escuela. Entonces su padre adoptivo le enseñó a preparar bebidas para que lo ayudara en el bar»
—No entiendo, Maggie. ¿Por qué me llamas para contarme esto?
—Porque estás en Puerto Rico y puedes ayudarme.
«Cuando el señor Alfonso y la señora Virginia intentaron tener hijos, no pudieron, tras hacerse unos estudios se dieron cuenta que doña Virginia era estéril, eso la puso muy triste y por eso adoptaron a Víctor, pero la madre de Santiago no debe saberlo y nadie de la familia Monroy, pues cuando se enteraron que ella quería adoptar, le dieron la espalda y dijeron que si hacía eso no querían volverla a ver en su vida»
—Maggie, no lo entiendo. ¿Cómo es que Victor no vive con su madre adoptiva?
—No viven juntos para que nadie sospeche, la señora Virginia le rentó un apartamento a su hijo para que, Santiago no se diera cuenta de lo ocurrido. Marta, tienes que ayudarme con mi novio, investiga qué tiene la familia Monroy en contra de la adopción, pero no le menciones nada a tu novio.
Colgué el teléfono, estaba en shock, no podía creer lo que escuché, debía llegar al fondo de esto.
Le preguntaría a Santiago eso, pero cuando volví él ya estaba dormido, mi oportunidad de comérmelo se había ido y no estaba dispuesta a violarlo. Era tan lindo observarlo dormido, parecía tan inocente y tan guapo. Y dentro de mí pensaba "¿Cómo diablos te explicaré que no soy lo que tú crees?" La he cagado de la forma más horrible, ni Dios podrá perdonarme este pecado, engañar a un dulce chico puertorriqueño inocente. ¿Por qué tenías que aparecerte en mi vida? ¿Serás transfobico? ¿Me aceptarás como soy?
Agarré mis mantas y apagué la luz para quedarme dormido a un lado de mi inocente novio, que tarde o temprano se llevaría la peor sorpresa de toda su vida.
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Piña Colada
HumorSantiago Rivera, llega desde la Isla del Encanto, Puerto Rico. Marta y Maggie desde Baja California. Probando la sabrosa piña colada se mezclarán, en un divertido romance que cambiará sus vidas, servidos todos en las deliciosas playas de Cancún... ...