Capítulo 35

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Sabía que ya no había vuelta atrás, ahora Santiago estaba enterado de la verdad

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Sabía que ya no había vuelta atrás, ahora Santiago estaba enterado de la verdad. No sería fácil estar sin él, fue la persona que me hacía reír con sus ocurrencias, eran divertidos sus choques culturales, todo lo que me contaba acerca de su vida, el primer novio que logró sacarme del país.

Sería difícil llevar la vida sin Santiago, pero ya estaba acostumbrada a que la gente me tratara de esa manera, no es fácil vivir en un mundo que piensa que ser transexual es un pecado y que nunca encontrarás al amor de tu vida.

Recuerdo al decir la noticia a mis padres, mi madre trató de apoyarme, pero mi padre se convirtió en un diablo, no hizo nada más que gritarme y decirme que tenía que ir con un psiquiatra porque mis pensamientos no eran para nada normales.

Le platiqué lo sucedido a Maggie, creo que era lo más adecuado y la única persona en la que podía confiar por el momento.

—Marta, te dije que lo correcto era decírselo desde un principio. Sabías las consecuencias de andar con él.

—No era tan sencillo —expliqué—. Ponte en mis zapatos, la gente solo discrimina cuando saben que eres una persona diferente, lo anormal para la sociedad.

—Para mí tú eres una mujer completamente normal, eres mi amiga, la persona con la que estaré en las buenas y en las malas, y nada va a cambiar eso, ahora quiero que sigas adelante sin Santiago, hay miles de hombres allá afuera, apuesto a que alguno se fijará en ti.

—Está bien, creeré en ti.

Claro que habría alguien más, pero por el momento me la vivía llorando noche tras noches porque de verdad extrañaba a ese hombre, quizás era un estúpido, pero así nos vuelve el amor, así lo amaba y así lo extrañaré por siempre.

Tenía que ir al centro comercial en el que trabajaba, era difícil quitarme a Santiago de la cabeza, me encontraba acomodando prendas de ropa mientras mis lágrimas botaban de mis ojos y sentía un horrible dolor en el pecho, cada punzada que sentía era un aviso de que mi muerte se aproximaba.

Llevé cada ropa a su lugar, acomodando cada una por tallas, cuando me volteé para tomar el siguiente pantalón, vi a la persona más inesperada, aquella que amé y creí que me apoyaría en mis decisiones, pero no hizo nada más que romper mi corazón en pedacitos, lucía bastante diferente, me quedé atónita y no supe qué decir.

FIN

Piña Colada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora