Tú dejaste caer las primeras lágrimas y aunque llegué a arrepentirme ya eran tres meses muy tarde. Pero seamos sinceros, yo no quería despedirme y tú no querías olvidarme.
Estoy tan arrepentido, porque fui un cobarde que por orgullo no está contigo...
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04 | where there is anger, there is always pain underneath
9 de febrero, 2018. Monte Carlo, Mónaco.
Mi hermano y yo estamos en el supermercado llevando todo para hacer una pizza. Cuando estábamos en casa creímos que teníamos lo necesario, pero no había nada en el refrigerador de Pierre y la alacena consistía en comidas instantáneas.
—¿Ya llevas la salsa? —me pregunta leyendo la lista que lleva en sus manos.
Queríamos hacer una casera, pero nos tardaríamos y no tenemos asegurado que nos salga del todo bien, entonces decidimos llevar una ya hecha.
—Sip. —reviso las cosas qué hay en el carrito de supermercado y creo que ya llevamos todo.
—¿Las cosas para las bebidas? —me ve y niego.
Quizás no todo.
—Ohh, eso no. Pero es lo único que nos falta. —dirijo el carrito por los pasillos hasta que llegamos a vinos y licores, de donde Pierre agarra una botella de vodka y una de ron.
—¿Ahora si todo? —pregunta por última vez.
—Uh-huh. —respondo.
Con todas las cosas nos vamos a las cajas, donde cobran lo que llevamos y finalmente podemos irnos a casa.
En un camino rápido llegamos al hogar de mi hermano. Bajamos las cosas de la parte trasera del auto y entramos.
—¿Con que empezamos? —decimos al unísono, provocando que nos riamos.
—Primero hay que lavarnos las manos. —habla Pierre.
—Bien. —hago caso a sus indicaciones y lavo y enjuago mis manos para poder comenzar a cocinar.
—Ahora hay que buscar una receta que diga cómo hacer masa de pizza. —le digo.
—¿No viene en la caja? Literalmente compramos una caja con todo eso, ¿no?
Tomo la caja y veo que solo dice que agreguemos agua y sal a la masa para que podamos comenzar a moldearla.
—Pásame media taza de agua. —le pido mientras leo las indicaciones.
—Aquí tienes. —me entrega una taza llena hasta la mitad, la cual agrego al bowl donde tengo la harina.
—Te toca batir. —le entrego el bowl y rápidamente revuelve los ingredientes con la batidora.
—Sazonemos la salsa en lo que la masa reposa. —le digo cuando veo cómo termina de batir y deja una mezcla pegajosa en el bowl.
—¿Que no ya viene sazonada? —pregunta desconcertado.
—Nop, aquí dice qué hay que ponerle sal, pimienta y condimentar al gusto.
Nos quedamos descifrando todo lo que tenemos que hacer para la salsa y las demás cosas, si les llegan a decir que el proceso de una pizza es fácil, están mintiéndoles.
