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20 | it's all a bit tragicreally, isn't it?

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20 | it's all a bit tragic
really, isn't it?



20 de diciembre, 2018.
Monte-Carlo, Mónaco.

La brisa fría de Monte-Carlo en invierno, es la que me recibe cuando salgo de mi auto con mis maletas en mano, mientras camino directo a la entrada de la casa que hemos decidido alquilar para pasar la navidad.

Es la primera que paso en Mónaco, después de dos años seguidos en Inglaterra de cenas en Cambridge con amigos de la universidad con los que ahora ya ni contacto tengo, son pocos con los que sigo cruzando palabras, mi estadía en Gran Bretaña fue privada y solo por la parte escolar, así que no hubo mucho de que hablar.

Así que espero que esta navidad este llena de sorpresas, de felicidad y sobre todo de energía positiva.

Giro el manojo de la puerta y el ruido a los pocos que ya llegaron, entre ellos Pierre con su novia, Max, Daniel, y la pareja que menos me esperaba ver, Gianna y Charles, no tuve ni idea de qué Gianna vendría, pero pensándolo bien era un poco obvio dada su amistad con mi cuñada.

—Hola. —les sonrío de manera inocente, y al ver mi presencia de igual manera me dedican sonrisas en forma de saludo, para después regresar su atención a lo que estaban haciendo.

Mi hermano se levanta del sofá y camina hacia mi, no sin antes haber dejado un beso en los labios de Caterina.

—Vamos, te enseño tu habitación. —murmura, mientras coloca un brazo encima de mis hombros y nos guía al segundo piso.

El trayecto hasta acá fue un tanto largo, ya que la casa queda prácticamente a las afueras de Monte-Carlo y fueron dos horas de camino con breves paradas que me dejaron cansada, entonces para este momento lo único que me apetece es llegar a mi cama y dormir.

Luego de subir las escaleras, Pierre abre una de las puertas del pasillo, que termina siendo la última en esté y al estar dentro noto dos camas matrimoniales que hacen que arquee una ceja confundida y vea a mi hermano en busca de una respuesta.

—¿Puedo saber por qué razón hay dos camas aquí? —pregunto, pues Pierre no habla.

—Bueno... digamos que llegaste un poco tarde y te ganaron el cuarto individual. —responde, ladeando su sonrisa y pasando una de sus manos por su cabello.

—¿Yo y quién más estaremos aquí? —le pregunto, dejando mis maletas a lado de una de las camas.

—Yo y Cate. —responde recargado en el marco de la puerta.

—Perfecto. —murmuró con un inevitable tono de sarcasmo en mi voz, pero en el intento de restarle importancia al tema, recuesto mi cuerpo en la cama y me acomodo abrazando una almohada blanca.

—¿Me despiertas en una hora? —le pido ya casi con los ojos entrecerrados, él asiente riendo y finalmente abandona la habitación dejándome a mi y el silencio en el cuarto descansar solemnemente.

I Never Forgot You | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora