08

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08 | hug meuntil i smelllike you

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08 | hug me
until i smell
like you



26 de agosto, 2018.
Spa, Bélgica.

Charles

En un cerrar y abrir de ojos todo lo que vi fue naranja, sentí el gran peso del McLaren de Fernando encima de mi y no supe que hacer, baje la cabeza por instinto. Me dio ansiedad que se quedara ahí arriba y yo no pudiera salir, pero el impacto del golpe hizo que saliera volando de mi, yo perdí el control de mi coche y salí estrellado en unas paredes de las orillas del circuito.

El halo me salvó, sin él probablemente estaría mal, esa parte del auto que me tapa vista fue la que evitó que hubiera más gravedad en el asunto.

La cabeza me da fuertes punzadas, pierdo la noción del tiempo por unos segundos. Escucho como me preguntan por mi estado, pero el dolor que se alojó en mi cabeza no me permite responder de inmediato.

Cuando las punzadas se van, logro responder.

—Estoy bien. —digo en un casi susurro lo suficientemente audible.

Con dificultades y dolor en mi cuerpo salgo del carro, me saco el casco, de nuevo las punzadas y el dolor de pone en mi cuerpo. Cierro los ojos con fuerza y muevo mi cuello.

Camino con mi casco en la mano, esperando a que la gran máquina se acerque a quitar mi monoplaza de la pista.

Gracias a la bandera roja que lanzaron, todos los pilotos se están yendo a los boxes. Se ve normalidad hasta que mis ojos alcanzan a ver a Pierre, quien sale rápidamente de su Toro Rosso y corre al motorhome de su equipo.

Cuando observo cómo la grúa se marcha con mi Alfa Romeo, camino directo al motorhome de mi escudería.

Voy cabizbajo hasta el lugar, odiando al piloto de Renault en estos momentos, porque no fue culpa de Alonso y su McLaren, todo fue ocasionado, gracias a que Nico perdió los frenos y chocó en la parte trasera del español, logrando que por la fuerza saliera volando y quedara arriba de mi.

—¡Hey, Charles! —escucho la voz de mi mejor amigo llamándome a lo lejos, giró mi rostro a la derecha y lo encuentro.

—¿Qué sucede? —le pregunto aún con el casco en mi mano.

—Primero, ¿cómo estás?

—Me duele un poco el cuerpo, pero de ahí en fuera, bien.

—Segundo, Gabrielle quiere verte. —su petición me desconcierta.

¿En verdad quiere verme? ¿A mi?

—¿Eh? —pregunto confundido para ver si escuché bien.

—Lo que oíste. —confirma.

—Bueno... Voy. —camino hasta él.

Algunos ingenieros y parte del equipo de Toro Rosso, me preguntan si estoy bien y si no me pasó nada, yo intento responder cada una de sus preguntas con honestidad.

I Never Forgot You | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora