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Valentina.

Tome a mi pequeña y nos fuimos de regreso a la ciudad, veía el camino por la ventana, pequeñas lágrimas cayeron de mis ojos, yo realmente tenía miedo por mi hija, miré la hora, 11:38.

—Mike, mi amor, es noche, está lloviendo, no puedes seguir manejando. —Me ignoro.—¡Michael! ¡Escuchame!

—¿! Que Valentina?! —Se detuvo y golpeó el volante, Jo comenzó a llorar, la tomé en mis brazos y le di de comer.—No me voy a detener hasta que lleguemos.

—Michael, no se ve la carretera, es peligroso, esta lloviendo, y es demasiado tarde.—Me miró, la niña se calmo y la volví a sentar, le di un muñeco, ella comenzó a reír.

—Conduciré para quedarnos en el hotel de aquí cerca.—Asentí, el condujo un poco y llegamos a un hotel, alquiló una habitación, acoste a Jo en la cama, vi a Mike mirar por la ventana, me acerqué a el y lo abracé por la espalda. Conclusión, no puedo estar alejada de el si lo tengo cerca. —Lamento que vuelvas a pasar por esto.

—Lo se, ¿Por que no nos acostamos? —Nos dirigimos a la cama, Jo estaba despierta, comenzamos a jugar con ella.—¿Me prestas tu playera? —El sonrió, se la quitó y me la dió, sonreí.—Voltéate.—Rodeo los ojos divertidamente, me quité el pantalón, y la blusa, me puse la playera, me acosté a lado de Jo , quien estaba en medio de la cama.

—¿Que harás con la universidad?

—Creo que tomaré la palabra de Agus.

—¿Puedo preguntarte algo? —Asentí.—¿El te gusta? Quiero que seas sincera, por favor, si me dices que si, yo sabré apartarme, a el le gustas, se ve desde a lo lejos.

—El no me gusta, es guapo.—Me miro.—Tu me dijiste que fuera sincera, el no me gusta, yo se que le gustó, el me dijo, pero también las cosas han quedado claras, las he dejado claras.—Sonrió.—No sonrías como si me tuvieras a tus pies.

—Tu lo dijiste, no yo. Pero te equivocaste, eres tu quien me tienes a tus pies, tu podrías destruirme con unas simples palabras.—Lo miré.—Yo no dejare que nada les pase, te lo prometo. —Sonreí.—Y me gusta que hayas decidido seguir con tu vida universitaria.

Platicamos un poco más, hasta que nos quedamos dormidos, desperté por los toques en la puerta, vi a Mike abrir la puerta, me levanté de la cama, y fui con el.

—Pedi el desayuno.—Sonreí.—La niña ya comió, y ya la cambié.—Asentí, me senté en la pequeña mesa y comenzamos a comer, terminamos y recogí las pocas cosas de la bebé. —Iré por el auto.—Me besó. El salió y yo me quedé con la niña, la peiné, le puse su diadema, escuché la puerta azotarse, la bebé y yo nos sobresaltamos.

—¿Que pasa? Tu mania de las puertas.

—No nos podemos ir, o bueno, necesitamos esperar a que cambien las llantas del coche.—Arquee una ceja, el me entregó una nota.

No importa a dónde vallan, seremos su sombra.

Seremos... al parecer tu tío tampoco se quedará tranquilo. —Suspiré.—Lo arreglaremos, como la vez pasada.—Sonreí, en verdad quería creerlo, pero me costaba hacerlo, sin embargo, ya teníamos demasiado, y no necesitaba que Mike se estresara más, nos vinieron a avisar que el coche estaba listo, así que nos subimos y condujo a la ciudad, me dejo en el departamento.

—¿Enserio quieres quedarte sola? —Lo miré. —Yo... me sentiría más seguro...

—Lo se, pero necesito despejarme, y tu también, además, no saldré, te lo prometo, cualquier cosa yo te marcaré.—Asintió, se despidió de la bebé y se fue, subí al departamento, deje a Jo en su cuna y me bañe rápidamente, me cambié por algo cómodo, arreglé a la niña y tome mi auto.

Para siempre| Michaentina #BA2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora