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Valentina.

Cerré mis ojos dispuesta a dormir, pero no podia dejar de pensar en mi bebé, en que fui egoísta al querer salir yo, sin darme cuenta de las consecuencias que podía traer, sabía que me había enamorado de la persona que no debía, del bueno, y era irónico, pero tal vez si yo hubiera elegido a Marcos Depietri, mi vida seria un poco menos dolorosa, tendría a mi hija, suspiré.

—Yankel ha dicho que no encontraron restos de mi familia, eso quiere decir que están vivos.—Sonreí. —Karol me ha dicho que fuiste tu, así que gracias, siempre eh dicho que eres muy valiente, y todos los días me convenzo más.—Tomo mi mano y la acaricio, me dió un beso.

—¿La encontrarás?

—No pararé hasta hacerlo, y tenerla de nuevo en nuestros brazos.

—Quiero irme, por favor, no quiero pasar la noche aquí. Quiero estar en mi casa, quiero...

—Lo se, pero es necesario, solo unas horas más, solo para asegurarnos de que estés bien, por favor.—Asenti.—¿Volvió a pasar lo mismo? —Asentí.

—Me di cuenta que el pelear con el, solo me llevaría a recibir más golpes, así que... simplemente lo dejé, fui egoísta, no vi mas allá del querer salir de ahí.—El negó.

—El que se llevara a nuestra bebé, no significa que fue tu culpa, ya tengo a Yankel buscándola, estará bien.

***

Por fin me iba, los hospitales no me gustaban, me hacían sentir inútil, tenía mis antemano vendados, pequeñas lesiones, Michael tenía mi pequeña mochila, me sonrió, tomó mi mano y salimos de la habitación, subimos al coche, el puso el auto en marcha, su teléfono contesto.

—¿Que pasa?... Se me olvido... que se quede sin comer unos momentos más, iré con los padres de Valen, no hay problema... mientras hable, hazle lo que quieras, bye Ana.

—¿Que pasa?

—¿Verdad o mentira?—Lo miré.—Tengo secuestrada, o algo por estilo, a la hermana de Marcos, ella me tiene que decir lo que sabe.

—Te puedes meter en problemas.

—No creo que diga nada... y realmente no me importa, si me lleva a mi hija, afrontaré las consecuencias.—Llegamos a la casa de mis padres, toqué la puerta y me abrió Sergio, el me abrazó, me quejé un poco, los golpes en mi espalda estaban muy sensibles, entré y estaba Nadia en la sala, una chica como de mi edad saludó a Michael, ellos se fueron a hablar a la cocina.

—¿Y mi pequeña?—Negue mientras lágrimas caían de mis ojos.—¿esta bien?

—Marcos se la ha llevado, y no se a dónde, no se como esté, si come.—Ellos me abrazaron.

—Tal vez si la hubiera cuidado mejor...—Negué.

—De hecho, yo lo lamento, el hacerte pasar por esto, y todo porque me eh enamorado de la persona con más problemas en esta tierra. —Reímos.

—No pidas disculpas por encontrar la felicidad, ahora, tenemos que concentrarnos en Josephine, yo estaré bien, tu esposo ha estado al pendiente de todo, me contrato una enfermera, yo estaré bien.—Me sonrió. Nos quedamos un poco más de rato con ellos, le di instrucciones a la enfermera, vi a Mike reír, salimos de la casa y nos fuimos a la nuestra, subí a la habitación de Josephine, suspiré.

Haría cualquier cosa por tenerte en mis brazos, te prometo que te encontraré, e ire a buscarte al otro lado del mundo, si es necesario.

—Todo estará bien.—Mike me dio un beso en la mejilla, sonreí a medías.—¿Por que no te relajas? Karol  está haciendo la comida.

—Quiero verla, a Meredith, si ella sabe algo, quiero que sea a mi a quien se lo diga.—Lo miré fijamente, el bufó, y yo sonreí a mis adentros.

***

Michael y yo entramos al departamento, Ana me abrazó, le correspondi el abrazo.

—Ya la tienen, ¿me pueden dejar ir?—Voltee a ver a Meredith, tenía roto su labio, y pequeños moretones en su cara.

—Mierda Ana.

—Tu me diste permiso, ademas, quiero saber en dónde esta mi sobrina, y esa perra no me lo quiere decir. —Meredith se rió burlonamente.

—Yo me quedaré con ella, a solas.—Se miraron entre si, en pocos segundos, salieron, me acerqué a Meredith y le di una cachetada. —¿En dónde mierda esta mi hija?

—Hija de mi hermano, tiene derecho. —Le di una cachetada.

—¿Derecho? ¡NO ME JODAS! ¡QUIERO A MI HIJA DE REGRESO.

—No te dire en dónde está, es mi sobrina y debe de estar con su pad...—No la dejé terminar cuando le di un golpe, su labio sangró.

—Su padre es el chico que esta afuera, no tu estupido hermano.—Le di unas cachetadas más, sentí unos brazos rodearme, Michael.

—Eres una loca, por eso Michael te quiere dejar.—Lo miré.—No sabrás en dónde esta tu hija. —Le iba a volver a pegar, pero Mike me detuvo.

—Tu visita se acabo.—Salimos del departamento, nos adentramos al elevador.

—¿Enserio me quieres dejar?

—No, ¿como crees que está aquí? hice cosas que no quise hacer, pero la necesito viva para que nos diga en dónde está nuestra bebé.—Llegamos a casa, me senté en el sillón, tocaron la puerta y fui a abrir, Agustin.

—Me alegra saber que estás viva.—Me abrazo. —Supuse, o más bien, tu esposo supuso que necesitabas un amigo.—Asentí, fuimos al jardín, nos sentamos en la mecedora.—Tienes un lindo jardín, Mike me dijo lo de la pequeña.

—¿Ahora son amigos?

—Ambos queremos tu bienestar, tu felicidad, no porque me gustas, si no porque eres una gran chica, y darías todo por ambos.—Miré el ventanal, estaban todos platicando. —El ha estado preocupado desde el día que te llevaron, y ahora es su hija de la que no sabe nada, y sigue preocupado por su esposa.

—Intento estar tranquila, pero Josephine es mi mundo, me eh dedicado a esa niña desde que me entere que estaba embarazada, leí libros, hice yoga maternal, yo le eh dado mi vida, y ahora no la tengo.—Me abrazo.—Quiero a mi bebé, quiero estar tranquila.

—Todos aquí queremos que la bebé regrese, pero no podemos estar preocupados por dos personas.—Me rei.—Tienes que estar bien, pensar con claridad, más allá de tu dolor. Te traje algo.—Saco un libro y me lo dio, le sonreí.—Tal vez leer calme tus malos pensamientos, y te ayudé a estar preparada para la bebé, me encantaría quedarme más tiempo, pero necesito ir a la biblioteca, y ahora que tengo una empleada menos.—Me reí.

—¿Puedo ir contigo? No se me olvida que tu padre me dio una oportunidad, y estar aquí me deprime.

—Vamos.—Subí a mi pequeño estudio, tomé mis cosas y las guarde en una mochila.

—¿Enserio quieres salir?

—No quiero seguir viendo el cuarto vacío, o ver sus caras de preocupación, quiero no pensar en ella.—Sollocé, sentí sus brazos rodearme.—Lamento lo que le hice a Meredith, y lamento no poderte ayudar.

—Me ayudas estando bien, Meredith se lo merece, tu tranquila. —Me puse de puntillas y lo besé.—Nos vemos al rato, cualquier cosa me llamas, cuídate por favor.—Asentí, me dio un beso en la frente y me acompañó hasta el coche de Agustin, le dijo no se que cosa y Agus condujo. Suspiré.

Su sufrimiento está siendo muy grande🥺

Para siempre| Michaentina #BA2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora