El invierno estaba terminando pero los copos de nieve seguían haciendo acto de presencia.
Era sábado y las calles del pequeño pueblo de Hogsmeade estaban abarrotadas de gente. En medio de todo el bullicio, una pequeña joven caminaba contenta y atropelladamente. Dabala impresión de que casi no veía nada con sus espectrografas rosas y el gorro de lanadel uniforme de Hogwarts que llevaba puestos, pero no esa así. Estaba atenta amagos y criaturas. Le animaba mucho volver a notar que esas calles llenas de vida e intentando regresar a la normalidad. Volvía a percibir los olores y sonidos típicos, el ánimo en las voces y el comportamiento de los caminantes. Ya no había tantas sombras.
Era increíble cómo en menos de un año podía recuperarse todo. Tanto Hogsmeade como el colegio estaban resurgiendo de sus cenizas. Y la gente necesitaba salir, mirar escaparates, pasear por la naturaleza, los niños más pequeños necesitaban volver a jugar en las calles y los alumnos de Hogwarts despejarse de vez en cuando, ya que en el castillo los profesores consideraban positivo que ese año los alumnos de cursos más avanzados salieran en más ocasiones para asimilar mejor el retorno a un sitio que había sido el epicentro de la guerra mágica y aún afloraban en todos sensaciones de todo tipo.
Por todo ello Luna estaba de muy buen humor esa mañana, pensaba que había aprovechado bastante bien el día y esa salida. Iba cargada con una gran caja y un par de abultadas bolsas con materiales de todo tipo. Tenía pendiente un proyecto en grupo para su clase de Encantamientos, así que esa mañana se reunió con sus compañeros para comprar lo necesario y se repartieron el material, además aprovechó el paseo para comprar algunas cosas para ella. Hacía mucho que los Nargles no le jugaban la mala pasada de extraviarle sus objetos personales, pero el curso pasado perdió varias cosas debido a la batalla y durante su estancia atropellada en el colegio y su casa necesitaba una reforma, así que cuando encontraba un hueco aprovechaba para ayudar a su padre enviándole algunas cosas que consideraba que podían necesitar. Quisieron pasar ese verano un poco más alejados de todo y viajar para cambiar de aires y reponerse, y a su regreso decidieron que también les podría venir bien un cambio en su propia casa y borrar lo que las marcas tenebrosas habían ido dejando en sus vidas. Reformarían la pequeña torre de Ottery St. Catchpole. y le darían una mano de pintura. Ahora tendría más paredes para dibujar.
Pasear por Hogsmeade no era como comprar en el Callejón Diagon, pero había conseguido hacerse con todo lo que tenía apuntado en su lista de objetos mágicos e ingredientes. Los sábados eran los días idóneos para aventurarse a realizar las tareas pendientes del colegio y al mismo tiempo para desconectar. Ya le había mandado varias cosas a su padre por Navidad y parecía que ese ambiente festivo se había quedado en el pueblo para todo lo que restaba de invierno.
Había atravesado la plaza y estaba a punto de doblar una esquina mientras le daba vueltas a todo esos pensamientos cuando de repente chocó de bruces con alguien que a la vez salía de un callejón y evitó que la muchacha perdiera el equilibrio y se le cayeran todas las cosas que llevaba encima ayudando a sostener la pesada cajita de cartón.
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Frio y muchedumbre.
No le apetecía nada tener que reunirse en el pequeño pueblo de Hogsmeade con los antiguos inversores de su padre, sobre todo porque estaba demasiado cerca de su antiguo colegio, demasiados malos recuerdos. Pero ahora debía se ayudar a sus padres a corregir los errores del pasado y pagar por todo el daño causado, y parte de ese daño llegó hacia ese pequeño pueblo durante la guerra y como sentencia por haber colaborado con Voldemort, Lucius Malfoy debería dar parte de su fortuna a los damnificados por los ataques de la guerra mágica. Parte de la fortuna de los Malfoy se desvanecía y se deberían de adaptar a un nuevo estilo de vida. Al menos podían conservar su casa, pero para el joven Draco todo lo que se avecinaba era el camino hacia el trabajo y la cruda realidad.
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Ranas de chocolate (Druna)
ФанфикA veces, en las situaciones más inesperadas es donde vas conociendo mejor a las personas.