Eminencias.
Una noche para dejar fluir el espíritu navideño, olvidarse del frio y conocer a gente muy interesante.
Todo el castillo estaba al corriente de la gran y exclusiva fiesta navideña del profesor Slughorn y para Luna Lovegood estaba siendo una velada muy entretenida. Se lo estaba pasando en grande y agradecía mucho a Harry que le hubiera pedido asistir a la fiesta solo como amiga.
Ese día había tenido que soportar alguna mirada de desdén por parte de alguna compañera de su sala común y de otras chicas al parecer muy admiradoras de Harry mientras esperaba a su acompañante en el vestíbulo pero, quitando esos extraños encontronazos que suponía iban seguidos de algún comentario no tan velado, a Luna le había hecho mucha ilusión que uno de sus mejores amigos la invitase a una fiesta ya que no pudo asistir al baile de navidad del Torneo de los tres magos.
Estaba conociendo a personajes muy interesantes del mundo mágico, y lo que más le estaba gustando era el poder debatir interesantes teorías conspiranoicas con ellos. Entendía que Harry estuviera tan solicitado esa noche y las veces que regresaba con ella le pedía disculpas por ausentarse, pero Luna le decía que no se preocupara, pensaba que debía ser difícil estar en su posición y como amiga debía dejarle su espacio.
Se dejaba llevar por la conversación, a veces se paseaba por la recargada estancia disfrutando de la música observando con detalle la decoración navideña, los retratos y recortes de fotografías y demás artículos coleccionados por el profesor de pociones.
Se sentía como en un museo. Siguiendo una gran vidriera de imágenes y recuerdos llegó caminando lentamente hacia una esquina del despacho que daba a un balcón con tupidas cortinas y donde podía encontrar una de las muchas mesas de catering que el profesor Slughorn había procurado cuidar al detalle para todos sus invitados. Estaba llena de fuentes con pirámides de aperitivos y bandejas con copas de varios licores y refrescos.
Pudo encontrar una torre llena de dulces típicos de navidad y otra de los más famosos entre los jóvenes. Había una bandeja entera de cajitas de ranas de chocolate y se decidió por coger una. Mientras la saboreaba esperaba ver si podía encontrar a Harry por allí antes de decidirse a coger algo de beber para ella sola. Analizaba la estancia intentando vislumbrarle a lo lejos y tras un rato ahí parada esperaba que su amigo no se molestase por tomar algo ella primero, ya que la sed se había empezado despertar en ella.
Al acercarse a otra bandeja, se sobresaltó levemente al notar cómo de repente unas manos coincidieron con ella a la hora de coger una copa de la mesa. Al alzar la vista pudo visualizar un elegante traje con solapas, un atuendo casual pero parecía apropiado para esa velada, poco a poco fue elevando la mirada hasta toparse con el rostro de Draco Malfoy, quien parecía contemplarla tan analíticamente como ella lo hacía con él. Este esbozó una media sonrisa irónica y le dijo con suavidad observándola de arriba abajo:
-Vaya... –soltó una leve risa- Ahora al menos esta vez estás despierta para una fiesta, Lovegood.
-Ahora al menos esta vez no me apuntas con una varita –señaló la muchacha en un susurro alejando la mano de la copa que ambos habían ido a buscar con una mezcla de rencor al recordar lo que ocurrió en su encuentro en el lago con el muchacho y de rubor por el comentario, ya que no sabía a qué venía.
El chico frunció el ceño y la miró con incredulidad tras notar que ese tipo de reacción no parecía usual en ella.
Al parecer, ninguno se esperaba el comentario del otro.
Fue él quien finalmente cogió la copa de la mesa, pero no se apartó de ese sitio tal como la chica suponía que haría. Malfoy se bebió la copa casi de un trago y a Luna le invadió una sensación entre sorpresa y desconcierto; el chico no tenía muy buena cara, estaba algo pálido y con aspecto de no haber dormido bien o de que esa noche había tomado algo que... no debió tomar.
-¿Malfoy, te encuentras bien? –le preguntó tras un instante al ver cómo el muchacho no paraba de mirar a todas las esquinas de la estancia, como si estuviera en guardia evitando o esperando a alguien.
-Perfectamente –le dijo apurando el resto de la copa-. Tú no me has visto –susurró acercándose a Luna hablándole al oído y poniéndole la copa de hidromiel entre las manos.
Eso produjo en la chica un pequeño escalofrío. Al separarse de ella él rozó su rostro con un mechón del cabello de la chica. Y los enormes pendientes de la joven centellearon.
Él olía a hidromiel con un toque de menta y ella a chocolate.
Tras eso, Draco se escabulló por una de las cortinas que decoraban el gran despacho y no dejó rastro. Al parecer no daba la sensación de que el joven Slytherin hubiera sido invitado a la fiesta, ya que cuando Filch pasó cerca el chico reaccionó a toda prisa.
La chica dejó la copa vacía en la mesa junto con el cromo de ranas de chocolate que le había tocado en la cajita y se quedó mirando a Filch de reojo.
Un instante después, desde el otro lado de la sala escuchó cómo Harry la llamaba:
-Luna, perdona que te haya dejado sola, es que el profesor Slughorn ha empezado a presentarme a antiguos alumnos suyos y sin querer me he entretenido. Lo siento mucho –el muchacho parecía bastante apurado.
-No te preocupes, Harry, es normal –le dijo ella encogiéndose de hombros sin darle importancia al asunto.
-¿Has estado aquí sola todo el rato?
-Qué va... He estado dando una vuelta y charlando con ese vampiro tan interesante, el tal Sanguini, un rato y luego me he entretenido mirando los cuadros de estas estanterías y me he pasado por aquí a ver si te encontraba.
-Oye, ¿te apetece tomar algo? Creo que en la otra esquina me ha parecido ver a Hermione. Podemos dar una vuelta por allí.
-De acuerdo –respondió Luna complacida–. Estaba tan entretenida dando vueltas que aún no he bebido nada.
Harry cogió dos copas, le ofreció una a su amiga y después comenzaron a mezclarse de nuevo entre los asistentes a la fiesta. En ese momento, Luna recordó algo y se dio la vuelta para recoger de la mesa el premio que le había tocado en la cajita de ranas de chocolate y pudo ver medio de espaldas cómo Draco se encontraba escondido entre la puerta que daba al extenso balcón del despacho. Él al percatarse le lanzó a la chica una mirada de desconfianza y Luna se limitó a seguir su camino detrás de Harry.
Ella no le delató, no pretendía meterse en sus desventuras. Mucho más tarde, la chica presenciaría cómo el joven Slytherin era expulsado de la fiesta al haber sido atrapado por Filch, al parecer el joven bajó la guardia, por lo que fue escoltado por el profesor Snape con mucha prisa y expuesto ante las miradas curiosas.
El resto de la noche para ella transcurrió con normalidad, Harry volvió a desaparecer un par de veces pero tuvieron tiempo de escuchar buenas canciones del repertorio de las Brujas de Macbeth y, después de la fiesta, la chica prefirió quitarse los zapatos para regresar a su sala común.
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No tenía pensado subir este capítulo, pretendía centrarme en un fragmento de cada año escolar, pero la verdad es que creo que en el Príncipe mestizo es cuando hay más momentos que dan juego entre ambos.
Espero que os haya gustado.
Gracias por leer!! 💕
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Ranas de chocolate (Druna)
Hayran KurguA veces, en las situaciones más inesperadas es donde vas conociendo mejor a las personas.