La lluvia repiqueteaba en el cristal del vagón con fuerza por un lado y por el otro, tras la puerta del compartimiento, se escucha el típico bullicio de los alumnos preparados y emocionados por comenzar un nuevo curso. A ella no le molestaba ninguna de esas cosas, se limitaba a seguir el traqueteo del tren concentrada en lo que estaba dibujando en ese momento.
Parecía increíble que todo hubiera regresado a la normalidad, ya que el curso anterior Hogwarts estaba en peligro de ser clausurada para siempre... Corrieron infinidad de rumores sobre el posible y el verdadero heredero de Slytherin, sobre todos los mensajes que aparecían en las paredes, sobre la extraña chica pelirroja de la casa Gryffindor que iba a su mismo curso y sobre el monstruo que se escondía en las entrañas del castillo.
A Luna Lovegood le habría encantado ver un basilisco de tamaño gigante con sus propios ojos y pensaba que por un lado el famoso Harry Potter era de lo más afortunado. Una vez hizo ese comentario en el viaje de regreso a casa el curso anterior ante dos compañeras de su casa y la miraron arrugando el ceño y preguntándole que qué clase de lunática era. Ella se limitó a encogerse de hombros.
No había sido un curso escolar demasiado bueno en resumen. Porque si nada más llegar a un castillo tan encantado descubres que puede ser que decidan cerrarlo justo cuando sientes que te estás haciendo a la rutina y que ya has logrado memorizar el horario y el nombre de tus compañeros de clase, de los profesores y los de los fantasmas y que además ya habías encontrado tu sitio preferido para que luego a mitad de año te digan que hay un peligro desconocido para aquellos que tengan ascendencia muggle... acumulas muchas sorpresas pero bastante agridulces.
De todas formas, todo salió bien... o eso parecía. Ella estaba concentrada en plasmar todos esos pensamientos en su cuaderno mediante bocetos en tinta negra. Dibujaba y dibujaba sin parar cuando tenía cualquier rato libre en Hogwarts. No sabía si a la vuelta a su habitación en el castillo le habrían borrado los dibujos que hizo en el cabecero de la cama, esperaba que no, pero por otro lado si ya no estaban podría hacer otros nuevos. Sus compañeras siempre la miraban raro y le decían que cómo se le ocurría hacer eso, que por su culpa las iban a regañar a todas, ella respondía que era una forma de sentirse como en casa. Que si les reñían ella lidiaría con las consecuencias porque era su cama, se ofreció a hacerles unos dibujos también a pero al parecer la idea no les hizo ninguna gracia. Esta vez estaba pensando en colocar algún amuleto que ahuyentase a los Nargles para que sus cosas estuvieran a salvo. Pues desde que llegó por primera vez al castillo no habían parado de desaparecerle objetos como el material escolar o algunas zapatillas del pie izquierdo.
Estaba inmersa en todos esos pensamientos a la vez que le daba sombreado a un dibujo del águila de Ravenclaw, cuando de repente la luz del compartimiento comenzó a parpadear muy seguidamente y se desconcentró. Miró a su alrededor y notó que todo estaba extrañamente tranquilo y que el ritmo del vagón iba disminuyendo. Pero aún les quedaba un buen rato para llegar al castillo.
Por la ventana se veía un cielo gris encapotado, como si todo el campo que atravesaban en ese momento estuviera lleno de humo de chimeneas, y sumergido en la oscuridad. Y por un segundo pensó que su mente la engañaba y que había estado forzando mucho la vista frente al cuaderno de dibujo, porque le dio la sensación de ver unas enormes manchas o siluetas negras flotar por el horizonte que parecían hacerse más grandes según levitaban.
Un escalofrío le recorrió la columna y la piel se le erizó. Buscó su chaqueta gris y se la colocó sobre los hombros casi de forma instintiva, como un signo de protección. El ambiente era muy extraño... Poco a poco todo se iba tornando más frío y oscuro, La lluvia seguía cayendo con fuerza pero ahora parecía que todo se empezaba a sumergir en un inquietante silencio.

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Ranas de chocolate (Druna)
FanfictionA veces, en las situaciones más inesperadas es donde vas conociendo mejor a las personas.