Se despidió de sus amigos el sábado en la tarde, después del último día de clases del año. Como acordaron, no se verían ni hablarían hasta la vuelta a clases, lo que le parecía una estupidez, pero le servía en ese momento, pues viajaría a distintas ciudades con su banda de rock, conformada por sus amigos que había hecho antes de repetir de curso y quedar en el mismo que Iker y Mara, hacía ya varios años.
El viernes posterior al término de las clases, Mateo entró con su banda a uno de los bares de la ciudad, pues Simón, el vocalista, acordó que ahí empezarían su pequeña gira, ya que era amigo del barman y los chicos no tenían problemas para entrar, pues todo el grupo ya era mayor de edad.
—¿Quieren algo para tomar? —les preguntó.
—Podríamos servirnos una ronda antes de tocar —sugirió Simón—, ¿no creen?
Los demás aceptaron con gusto. Mateo, tras recibir una botella de cerveza, le escribió a Mara, luego a los otros chicos. Sabía de la tradición de Iker y Mara, pero consideraba tonto que todo el grupo tuviera que seguirla, después de todo ¿qué otro periodo del año es ideal para salir con los amigos?
Iker estaba incomunicado y David no le respondió, de seguro había estado bebiendo de temprano y ya estaba tirado en algún callejón o solo estaba durmiendo en su cama desde la mañana.
Mara le contestó un minuto después:
«Sabes que no puedo, tengo 17 todavía, lol».
Mateo sonrió. Mara cumplía las reglas que quería.
«No hay problema, digo que eres la representante de la banda o algo así».
Tras responderle Mateo, ella le envió otro mensaje, tardando unos segundos.
«Mati, en serio, ¿no entiendes una indirecta?».
«No seas tan lento».
«¿Cuándo me has visto en una fiesta o bebiendo? ¿Por qué querría ir ahora?».
Mateo se molestó un poco al ver los mensajes de la chica y tragó un poco de cerveza. Le respondió:
«Solo quería hacer algo divertido con ustedes».
«Jódete».
«Si fuera Iker, llegarías en cinco minutos».
Esta vez, Mara tardó un par de minutos en contestar.
«Si fueras Iker, no me estarías invitando a un bar».
«Ándate a la mierda».
Mateo bloqueó la pantalla de su celular y siguió bebiendo cerveza. Los demás tenían una clara ventaja de unos minutos, por lo que se puso al corriente, tomando rápido.
Revisó el mensaje que le envió a David y él todavía no lo veía. Guardó su celular, dio un último trago a la botella y esperó expectante a lo que dijera el vocalista, quien al par de minutos después les indicó que ya debían subir al escenario.
Empezaron a acomodar sus instrumentos y Mateo no dejaba de pensar en sus demás amigos. ¿Cómo es que ni siquiera fueron capaces de ir ese día? Ellos sabían que era importante para él, perfectamente podían empezar después con su absurda tradición. Ellos debían de estar ahí, apoyándolo.
Con cierta molestia, tocó un poco su guitarra, estando ya conectada, pues quería asegurarse de que estuviera afinada. Sin darse cuenta por su enfado, apretó mucho una cuerda, dejándola muy tensa.
Partieron su presentación con un cover de Sex Pistols. Los cuatro chicos se movían con entusiasmo, mientras parte de los presentes —la mayoría ya pasados de copas—, le seguían el ritmo a la canción y coreaban.
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Chicos Malos
Mystery / ThrillerIker pasa sus tardes bailando, cuando no está entrenando a sus perros de caza. Mateo toca la guitarra, tiene su propia banda de rock y cuerdas de repuesto ensangrentadas. ¿David? Bueno, a él le gusta dormir, beber alcohol, drogarse y golpear persona...