Mara bajó del auto, serena, pues todavía quedaba tiempo para que sonara el timbre que indicaba el inicio del nuevo año escolar. Se había puesto sus zapatillas Converse clásicas en lugar de los zapatos negros del uniforme escolar, contrastando con el resto del uniforme: falda negra con cuadrillé verde, la camisa blanca con una corbata verde y una chaqueta negra.
—Señorita Martínez —le llamó la atención el inspector que estaba a la puerta del colegio—, ese no es el uniforme.
—Claro que sí, llevo todo.
—¿Y los zapatos?
—No lo sé, se me perdieron... ¡Es el primer día del último año! Todo está perdonado, ¿no?
—Le recuerdo que tiene todo el resto del año y no quiero estar peleando por esto cada día.
—Yo tampoco, con permiso.
Mara siguió su camino, bajo la mirada iracunda del inspector de patio.
—¡Esa falda está muy corta! —le gritó.
La chica, en respuesta, no se volteó y alzó su mano con el dedo del medio levantado únicamente, luciendo su perfecta manicura y esmaltado negro con cruces invertidas de color blanco, sin dejar de caminar, hasta llegar junto a Iker, su mejor amigo de toda la vida, quien estaba sentado al comienzo de una de las muchas escaleras. Era el chico más alto de la escuela, con el cabello negro ligeramente largo —lo suficiente como para hacerse una coleta ocasionalmente—, y piercings en cada oreja, además de algunos tatuajes en sus brazos morenos, aunque por el uniforme solo se podía ver uno, que estaba en su mano derecha.
—¿El viejo te sigue molestando? —le preguntó Iker mientras ella se sentaba junto a él.
—Sí, es como si tuviera un problema con nosotros.
—Rompemos sus reglas, por eso no le agradamos. Él no sabe divertirse, nosotros sí.
Mara reclinó su cabeza sobre el hombro de su mejor amigo.
—No creo que a Gustavo le guste vernos tan juntos —le reprochó Iker.
—Tranquilo, él tiene claro que solo somos amigos. Siempre he sido cariñosa contigo, ¿por qué tendría que ser distinto ahora?
—Porque ahora él es tu novio. Si yo fuera tu novio, estaría muy celoso de verte con el chico más sexy.
—Te das demasiado crédito —contestó riendo—. Sí, eres sexy, pero él es mi novio y tú eres mi mejor amigo, siempre lo has sido. No tiene por qué ponerse celoso.
—Hola, chicos —los saludó a sus espaldas un chico pálido, de estatura mediana y cabello ondulado.
Como Mateo apareció de repente y por detrás, asustó a ambos, quienes voltearon al reconocer la voz de su amigo. Se sentó en un escalón que estaba más arriba del que estaban sentados Iker y Mara.
—Tampoco me miren así —pidió con tono burlesco.
—Sorry, man —respondió Iker—, pero apareciste de la nada.
—Sí, ¿qué mierda te pasa? —le reprochó Mara.
—Ay, no se esponjen. Los estaba buscando de hace rato.
—¿Y por qué apareciste por detrás? ¿Cómo llegaste hasta acá?
—Subí por la primera escalera y me puse a recorrer cada piso, hasta que los escuché conversando y bajé. ¿Ven que no tenían por qué asustarse?
—Es que contigo podemos esperar cualquier cosa.
—Especialmente si te apareces por detrás —murmuró Mara.
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Chicos Malos
Mystery / ThrillerIker pasa sus tardes bailando, cuando no está entrenando a sus perros de caza. Mateo toca la guitarra, tiene su propia banda de rock y cuerdas de repuesto ensangrentadas. ¿David? Bueno, a él le gusta dormir, beber alcohol, drogarse y golpear persona...